sábado, mayo 4, 2024
Variedades

‘Yimito’, un personaje que recorre los barrios cazando sonrisas en tiempos de pandemia

La diversión y la alegría se resisten a bajar el telón en estos tiempos de pandemia a causa del Covid-19. Simplemente han cambiado de escenario, pero la esencia de buscar sonrisas entre los niños se mantiene entre tapabocas y un distanciamiento, que lejos de separar, crean un ambiente entre colores e imaginación en estos días tan difíciles.

Es así como ‘Yimito’, un particular personaje, se ha encargado de trasladar la diversión hasta las calles de los barrios más vulnerables de Valledupar, para regalar momentos mágicos a los infantes durante el confinamiento.

‘Dar sin nada esperar’, es el lema de este personaje interpretado por Jaime Manuel Padilla Maestre, un vallenato que portando un particular atuendo llega al corazón de los pequeños y no tan pequeños de la ciudad, para regalar momentos únicos acompañados de donaciones y alimentos.

‘Yimito’ tiene más de 4 años en este trajinar, que consiste en jornadas de 5 horas cada dos meses, en los barrios de la capital del Cesar. La iniciativa incluye rumba terapias, charlas, manualidades, presentación del circo, refrigerios y almuerzos, que permiten regalar momentos diferentes a las familias más desposeídas.

Pero ahora la pandemia por el Covid-19 lo cambió todo, sin embargo, el objetivo sigue firme. Un tapabocas con una gran sonrisa dibujada y una nariz roja, le da el nuevo rumbo a esta iniciativa que lejos de acabarse, se afianza y ahora se limita al circo andante, refrigerios y tapabocas para los niños, quienes aún no comprenden la norma del confinamiento, ni las causas por las que no pueden participar en eventos y aglomeraciones.

‘Yimito’, junto a un grupo de amigos también dueños de este arte, ofrecen actos coloridos y multifacéticos, que evocan a la búsqueda de la gracia a través de la admiración del cuerpo que se transforma en payaso, malabarista o trapecista.

SUS COMIENZOS

Comenta Jaime Padilla Maestre, propulsor de esta iniciativa en Valledupar, que desde 15 años, despertó en su vida la inquietud de ser malabarista y se convirtió en el fiel seguidor de esos artistas que llegaban a la ciudad en tiempos de Festival Vallenato.

“Mi formación es empírica, yo observaba y practicaba solo en mi casa, además de ver videos por la redes sociales que me permitieron despegar en este mundo; no fue fácil, fueron tiempos de investigación, práctica y adquisición de juguetes y accesorios para este oficio”, afirmó Padilla Maestre, quien combina este arte con su profesión como licenciado en Educación Física y magister en Gerencia de Proyectos.

Pero su inquietud no quedó allí, ahora el objetivo era entretener y hacer reír desde la sinceridad del corazón, sin superficialidades, es el disfrute de momentos auténticos en donde la risa y la gratitud son aplausos para el artista circense, que también se dedica al circoteatro.

Por tal motivo, desde hace casi 5 años y sin nada a cambio, se ha unido con un grupo de amigos y familiares para llevar sonrisas y sacar de la monotonía a los más pequeños, actividad que ahora tomó un nuevo horizonte por los efectos de la pandemia.

Comentó que su iniciativa ha llegado a ciento de barrios en Valledupar y sus corregimientos, pero además se ha extendido a municipios como Becerril, Pueblo Bello, La Paz, entre otros. “Trato de organizar las sesiones lo más seguido posible, para que los niños vean cosas diferentes a la televisión y los celulares”.

En cada jornada se han beneficiado 150 niños y 100 adultos aproximadamente. Es una experiencia gratificante, alentadora y de satisfacción personal, afirmó.

DISTANCIAMIENTO Y ORDEN

Refirió que en estos tiempos el plan de trabajo es otro, pero el objetivo sigue siendo el mismo, ‘cazar’ sonrisas y entretener. La iniciativa se lleva a los barrios a petición de sus líderes a través de las redes sociales.

Es por ello, que ahora la actividad se ha reducido en tiempo y espacio, pero ha crecido en misión y efectos. La música anuncia el inicio del espectáculo, los niños salen a la puerta de su casa, se sientan uno distante del otro, se les reparten los tapabocas y el refrigerio, luego se inicia la ronda recreativa que incluye además la promoción del uso de los elementos de protección para evitar la propagación del Covid-19.

Malabares, acrobacias, monociclos, sancos y payasos son algunas de las atracciones que aunque están limitadas en estos tiempos, igual llegan al corazón de los más pequeños que nada entienden lo que está pasando.

“Mi misión seguirá en pie, por fortuna cuento con el apoyo de grandes amigos que donan lo que se necesita para las actividades, ahora tocaría a las autoridades gubernamentales poner el ojo en esta iniciativa que lejos de tener un tinte político, busca contribuir en la estabilidad emocional de las familias durante el aislamiento preventivo obligatorio”, reiteró.

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