martes, mayo 21, 2024
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Aparece otro caso de abuso y maltrato a vigilante en Bogotá

 

Un nuevo caso de maltrato y abuso contra un vigilante en Bogotá se conoció en las últimas horas por el encierro por 50 días de Hélber Bolívar, un vigilante de 56 años, quien denunció en City TV que una ventana es el único contacto que tiene con el mundo.

A través de una pequeña ventana, la familia de Hélber Bolívar se ha mantenido en comunicación con él pues, aseguran, los dueños de la bodega no lo dejan salir, teniendo en cuenta que de lo contrario podría perder su trabajo, según contó su hija en entrevista con BLU Radio.

Jenny Bolívar, hija del vigilante de 56 años, relató el sufrimiento que ha vivido su familia por cuenta del encierro de su papá en la bodega.

“Mi papá está asustado, teme de las represalias que pueda tomar la empresa contra él por hacer la denuncia. La que tomó la decisión fui yo, porque cada vez que lo veía y tenía que entregarle el alimento de esa manera me dolía mucho”, manifestó Jenny Bolívar.

Según contó, además de estar encerrado y de que los empleadores no le permitieran salir de la bodega, a Hélber Bolívar no le estaban cumpliendo con los pagos acordados. La joven denunció que durante 48 días su papá solamente recibió $400.000, cifra inferior a la que “toleré porque mi papá necesitaba el dinero, pero en vista de que pasaban los días y no le consignaban, el 14 de mayo ya me decidí a denunciar el caso”, comentó.

Jenny Bolívar relató que, además del dolor de ver a su papá en ese estado, la preocupación de ella y su familia siempre fue la amenaza de perder el trabajo como vigilante que durante 12 años ha mantenido.

“Me dijo que le decían siempre que estaban en una situación difícil, que tuviera paciencia y que cuando tuvieran plata le iban a consignar, que no llamara ni molestara más, que le iban a consignar. Por esa razón hice la denuncia”, contó.

Además de no poderse alejar de la bodega por 50 días, las condiciones en las que al parecer estaba Hélber Gómez eran precarias. Según su hija, el hombre ni siquiera contaba con una cama para dormir, por lo tuvo que descansar en apenas dos sillas.

“No tenía ni un baño para poderse bañar, me mostraba que secaba la ropa en una estufa, cosas que me hicieron decir no más”, añadió.

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