viernes, abril 26, 2024
Folclor

La ‘pollita’ a la que le ‘afiló las espuelas’ desde la cárcel ‘El Pollito’ Herrera

Con su corona de rey no pudo participar Juan David ‘El Pollito’ Herrera Pimentel en la cuarta generación de Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata en sus 50 años, el estar tras las rejas fue el detalle que desentonó con sus deseos de demostrar la maestría con el instrumento, sin embargo le pasó sus conocimientos a una acordeonera.

Se trata de Loraine Lara Mercado, una adolescente de 16 años que lleva cuatro tocando el acordeón y quien recibió asesoría de ‘El Pollito’ a través de clases que se dieron en la Cárcel Judicial de Valledupar, donde Herrera Pimentel paga una condena.

“He ganado muchos festivales y logrado lo que tanto he querido, como estar en la final aquí, algo que es tan complicado”, asegura Loraine, de ojos miel y profundos, con los que detalla las habilidades y debilidades de sus contrincantes.

“Llevo la música en la sangre: Mi papá es acordeonero, mi hermana cantante y compositora y la mayoría de mis familiares son músicos”, confiesa ella, quien aprendió los primeros toques del acordeón en Sabanalarga, en la escuela de su papá. “Veía como mi papá le enseñaba a otros niños y dije que quería aprender, aunque cuando eso estaba muy niña. Todo fue por curiosidad”, admite.

Su reto este año es la corona de Rey Juvenil, “para lo que mis maestros han sido muy exigentes, tanto que me han llevado a aprender temas nuevos, inéditos que tienen mucho que ver con el festival”. Sus pasos al caminar son seguros; su menuda figura ha salido victoriosa en festivales de la región como en El Paso (Cesar), Mate (Bolívar), en La Loma (Cesar), Albania (La Guajira), Apartadó (Antioquia) y Lorica (Córdoba).

“Admiro mucho a ‘El Pollito’ Herrera, porque mi estilo para tocar se parece mucho al de él. Desde pequeña lo admiro porque me gusta la alegría que le trasmite a la gente y esa es mi idea, hacerle sentir a la gente, que al que no le gusta el acordeón le empiece a gustar”, dice Loraine de quien considera “un competidor” y quien también la admira, “porque la admiración es mutua. En la cárcel decía a todos: mira a la chiquitica cómo toca, se parece a mi”.

Su vida no es similar a la de otros adolescentes. Loraine divide su tiempo entre las aulas de clases y los festivales, por lo que confiesa recibir colaboración de sus profesores, “porque ellos me adelantan los trabajos para no retrasarme y yo se los presento, porque generalmente me toca perder las clases de los viernes y los lunes, porque los festivales suelen ser los fines de semana”.

Ya está acostumbrada al trasnocho, a los viajes largos, a las fotos y a las preguntas. Se acostumbró a que el peso del acordeón sea considerado por su cuerpo como una hebra más de su cabello, como el transpirar de lo que adentro produce su ADN: Folclor.

Jorge Laporte Restrepo
@Laporterestrepo

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