jueves, mayo 9, 2024
Historias

Un sobreviviente del nazismo contó cómo se salvó de ser asesinado en Auswitchz

Peter Somogyi es un sobreviviente de Auschwitz que logró salvarse del exterminio de los nazis al ser aprobado, junto con su hermano gemelo, bajo las alas del infame Josef Mengele, conocido como el “Ángel de la Muerte”.

En una artículo de The Daily Mail, Peter contó que en julio de 1944 él, su hermano y su madre llegaron a Auschwitz después de pasar tres días miserables en un vagón de ganado con su madre, Erzsebet, y su hermana, Alice, en los niveles del campo de exterminio en la Polonia ocupada por los nazis.

Los gemelos húngaros se salvaron por las acciones de su madre. Cuenta Peter que Mengele, el infame “Ángel de la Muerte”, que se ganó ese apodo por los horrendos experimentos que llevó a cabo con los presos judíos, llegó un día donde estaban para examinar a los recién arribados y preguntó si había gemelos.

Sabiendo que su elección podría ser la única esperanza de supervivencia de sus hijos, Erzsebet dio un paso adelante a regañadientes. Ella y su hija fueron asesinadas poco después de ser separadas de sus hijos.

Peter, que ahora tiene 88 años, recordó: “Nos sacaron del vagón de ganado, vi a muchos soldados alemanes con armas en la mano y ya vi a los prisioneros y guardias. Y ahí fue cuando hicimos fila, apareció Mengele pidiendo gemelos, detrás de él había otros dos soldados. Tres veces apareció Mengele; la primera vez mi madre no dijo nada, la segunda vez no dijo nada, pero la tercera vez dijo que tenía mellizos”.

Mengele estaba intrigado por los gemelos Somogyi porque eran muy jóvenes pero muy grandes. También apreció que hablaran alemán, un idioma que habían aprendido de su niñera.

Increíblemente, tanto Peter como Thomas escaparon de la muerte, pues pudieron perecer en medio de los experimentos brutales que realizaba Mengele. En su lugar, el “ángel” se limitó a medir meticulosamente sus cuerpos.

“Tuve mucha suerte”, dijo Peter. “No tuvimos los malos experimentos que hizo Mengele al principio, sino midiendo la cara, midiendo nuestro tamaño, extrayendo sangre y, sobre todo, midiendo cada parte del cuerpo”.

Peter y Thomas, nacidos en una familia judía en Pecs, Hungría, pasaron los primeros años de la guerra a salvo de los peores excesos de los nazis, gracias a una incómoda alianza entre el dictador alemán Adolf Hitler y el regente húngaro Miklós Horthy.

Pero la vida les cambió de la noche a la mañana cuando la alianza colapsó y los nazis ocuparon Hungría en marzo de 1944.

“En primer lugar, se llevaron de inmediato a mi padre, Josef”, dijo Peter. “En un mes tuvimos que ir a un gueto, y en dos o tres meses nos metieron en vagones de ganado y nos enviaron a Auschwitz”.

Menos de una hora después de que los niños se separaran de su madre, Peter se enteró de que la habían visto a ella y a su hermana por última vez. “Los dos soldados detrás de Mengele nos agarraron, nos metieron en una ambulancia y nos llevaron a F-Lager en Birkenau”, dijo Peter.

Mengele puso a uno de los gemelos mayores del grupo que había seleccionado, Zvi Spiegel, a cargo de los gemelos Somogyi.

Lo primero que le pregunté fue: “¿Cuándo podré ver a mi madre?”. Y él dijo: “Mira afuera, hacia las chimeneas. Ahí es donde está tu madre. Inmediatamente supe que nunca la volvería a ver”.

Otra de las razones del temible apodo de Mengele se debía a que él tenía el poder de decidir quiénes de los recién llegados a Auschwitz iba a ser asesinados de inmediato y cuales se mantendrían con vida para ponerlos a trabajar.

Pero los experimentos era la razón por la que se le temía más. Algunos testigos lo describieron realizando vivisección sin anestesia e incluso cosiendo personas. Los gemelos eran sus sujetos de prueba favoritos.

Sin embargo, Peter y Thomas tuvieron suerte.

Antes de que se separaran, Erzsebet había aconsejado a los niños, que entonces tenían 11 años, que fingieran que solo tenían nueve años, con la esperanza de que su menor edad permitiera que la familia se mantuviera unida.

Aunque escaparon de que se les hiciera experimentos horrendos, estaban lejos de ser seguros. “Un día, creo que fue a mediados de octubre, apareció otro oficial nazi e hicieron una selección. Nos seleccionaron, nos encerraron en otra habitación y esperamos a que un camión nos llevara a la cámara de gas. Excepto que Mengele se enteró y dijo: ‘No, yo decidiré cuándo morirá esta gente’”, contó Peter.

Hoy, Peter está seguro de que no habría sobrevivido si no fuera un gemelo. “Definitivamente no. Habría estado con mi madre y mi hermana, juntas habríamos estado en las cámaras de gas cinco minutos después de la llegada”, afirmó.

Pero no fue así y Peter logró no solo salvarse de la cámara de gas sino sobrevivir la guerra y llegar casi a los 90 años, lo suficiente para rehacer su vida pese a esos años horribles, y también para contar su historia.

De Mengele se sabe que escapó a Argentina en 1949 y vivió sus días en América del Sur. Murió ahogado a los 67 años en 1979 y nunca fue procesado por sus crímenes. Con Infobae

 

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