El vallenato tiene nuevas voces, ‘Los Juglares del Guatapurí’
El vuelo de un racimo de mariposas amarillas, marcaron el inicio de un recorrido que va cargado de éxito y gloria. Las aguas del río Guatapurí y la emblemática Sirena, han sido testigos del nacimiento de una nueva idea que busca dignificar el folclor vallenato componiendo y cantando piezas musicales que relatan historias y vivencias propias de esta tierra.
Hablar de un juglar es hacer referencia al artista que compone, versea, canta y toca, y a orillas del río Guatapurí no solo hay uno, hay ocho que hoy componen la agrupación ‘Juglares del Guatapurí’, un proyecto que reúne a quienes por años se han dedicado a mostrar la ciudad a través de su música en uno de los lugares más emblemáticos, el Balneario Hurtado.
Desde hace tres meses la idea se ha venido cosechando y ya es una realidad, hoy el río cuenta con una agrupación organizada, cuya misión es dignificar el vallenato, a través de quienes a por años, han deleitado a propios y turistas con temas de grandes artistas y piezas compuesta por estos mismos personajes.
Bien lo dijo Diomedes Díaz en su canción Bendito Dios “…Yo me he puesto a pensar que en este mundo la vida se transforma en un momento, y a medida que va pasando el tiempo, son distintas las cosas para uno…”; y es precisamente lo que hoy están viviendo ocho juglares que en medio de su diario trajinar, se convierten en el punto de atención y su vida se transforma.
Son personas de la tercera edad en su mayoría, saben cantar, componer y tocar el acordeón, caja y guacharaca, cualidades suficientes para enaltecer el vallenato. No lo creen, están viviendo su momento y de seguro se convertirán en referencia para propios y visitantes en la capital mundial de vallenato.
Entre nervios y la ilusión de poder demostrar que son un diamante en bruto, empezaron este camino que ya no solo recorre las orillas del río, sino que tienen como reto hacerse un nombre y que la ciudad cuente con ellos como referentes del vallenato.
TALENTO OLFATEADO
Yeraldín Hernández, guía turística de Valledupar y promotora de esta iniciativa, manifestó que desde hace cinco años tenía la inquietud de impulsar el talento que a diario recorre las orillas del río Guatapurí.
“Siempre he trabajado con agencias de viaje y como promotora del turismo en la ciudad. En una oportunidad me tocó llegar al río en busca de músicos y cantantes porque había quedado sin acompañantes en mi agrupación música, me sorprendí del talento que encontré y en ese momento solucioné mi problema, pero en la mente quedó el deseo de hacer algo para darle valor a las personas, que de manera honrada, muestran la ciudad a través de su mayor expresión, el vallenato”, explicó.
Sus intenciones siempre estuvieron presentes, y hace tres meses, se decidió a emprender este camino, el cual ha estado lleno de tropiezos, pero a la vez bendecido. “Un día cualquiera llegué al río y los convoqué para iniciar este viaje musical, hubo resistencias de algunos que pensaban que les quitarían su trabajo, mientras otros decidieron sumarse en busca de una estabilidad y un nombre que los guíe a mejorar su calidad de vida”.
Muchos no creyeron, sin embargo, ocho personas decidieron dar el voto de confianza y empezó a tomar forma una idea que hoy va en crecimiento, para mostrar a estos juglares anónimos que ya han logrado un hombre.
Como principales logros, manifestó Hernández, que ya grabaron un mosaico musical, y próximamente grabarán algunas canciones compuestas por estos artistas empíricos que empiezan su leyenda vallenata.
EL RÍO ES UNA ESCUELA
William Sierra, tiene 54 años y es uno de los integrantes de la agrupación, narró que su historia inició hace tres años en el Guatapurí, luego de regresar de Cali con la intención de explotar su don musical. “Siempre me ha gustado cantar, tocar la guacharaca y componer canciones, oficio que aunque no cumplía, siempre buscó reforzar con el pasar de los años”.
Al principio, sentía que no fluía y había cierta frustración, sin embargo, en la actualidad asegura que el río Guatapurí es la mejor plaza para el crecimiento de los artistas vallenatos. “El contacto con la gente es primordial, es necesario saber atender a las personas que incluso buscan humillar y explotar nuestro oficio.
Sierra asegura tener al menos cien composiciones, entre las cuales destaca una en homenaje al recordado Omar Geles. “… Llora Hilda por su negro, llora el Valle y su folclor. Solo nos queda el recuerdo, su acordeón, su poesía y su cariño y gran amor…Las canciones se entristecen, llora el alma el acordeón porque Omar Geles no canta voló al cielo y un alma se volvió… Negro virtuoso que triste estoy, se fue Omar Geles llora el folclor, Dios mío bendito tanto dolor…”.
Manifestó que este proyecto es un sueño hecho realidad, es el inicio de una vida musical que aunque les llegó a avanzada edad, refleja el comienzo de una gran victoria para enaltecer el vallenato.
Asimismo, Rafael Darío Sierra, de 67 años, ve cristalizado muchos años de trabajo musical. Llevar al acordeón en el pecho por las orillas del río Guatapurí ha sido el mayor honor y en la actualidad, verse convertidos en una agrupación es aportar a la cultura y el turismo en esta tierra.
No solo es acordeonero, también compone y su principal tarjeta de presentación es la pieza musical ‘Valledupar, la más Linda’. “Yo nunca olvido a mi Valle, tierra que me vio nacer, tierra de lindas mujeres y de un nuevo amanecer. Aquí es donde yo nací, oí sonar un acordeón y su nota melodiosa me llenaron de emoción…”.
Esto es parte de un talento musical que peregrina alrededor de las aguas del río Guatapurí. Se convierten en una fuente de trabajo y se dignifica una labor que además pinta y refleja una bella tierra donde el vallenato es su razón de ser. Juglares del Guatapurí, una nueva estrella musical que da nombre al arte empírico que valoriza a Valledupar.