jueves, mayo 9, 2024
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Somos vallenatos, dejamosle el valduparense a los cachacos

Cada vez que escucho a una persona oriunda de Valledupar decir: «Nosotros los valduparenses» recuerdo esa lucha que dio la cacica Consuelo Araujo porque esa palabra castiza, pueblerina fuera acogida y con orgullo nos llamemos vallenatos, tal como lo describió en el lexicón del Valle de Upar el libro que escribió para preservar las palabras autóctonas de la región que por la modernidad se estaban quedando en el rezago.

Allí habla de tres maneras para llamar Vallenato, como gentilicio; como la música de caja, guacharaca y acordeón propia folclor de la región y la enfermedad que se somatiza en manchas blancas en las extremidades como lo describe la canción ‘Compae Chipuco’

Y es verdad, nuestro gentilicio es valduparense según la Real Academia Española, pero la palabra vallenato de connotación campesina, rústica que se utilizaba de manera despectiva se popularizó y ya es aceptada; el vallenato también tiene una connotación en las costumbres de los habitantes del centro del Cesar, desde El Paso, hasta Valledupar y sus corregimientos y el sur de La Guajira, Fonseca,  San Juan, la Jagua de El Pilar, el Molino, Villanueva, Urumita.

En el marco de la celebración de los 474 años de Valledupar en el conversatorio ‘Prospectivas de la Cultura Vallenata’ que promovió la alcaldía de Valledupar, el historiador Tomás Dario Gutierrez vio con preocupación que el vallenato se está perdiendo: «Ya los jóvenes no dicen vení, los profesores los corrigen, mientras que en Antoquia eso no pasa».

Y es cierto, la comida se está mezclando con la cultura venezolana, no sólo se come arepa de queso, sino rellena y cachapa; se acabaron los paseos de olla en Hurtado, las tinajas de Guacoche están desapareciendo como el Chicote en Atanquez.

La música vallenata con sus cuatro aires los paseos, merengues, son y puyas ya no se distinguen porque se ha fusionado con el regueton, pese a que Unesco reconoció el Vallenato como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad comercialmente no se pone en práctica,  gracias a los concursos del Festival de la Leyenda Vallenata se aprenden de manera pura.

Es un reto que tiene no sólo la nueva administración municipal y departamental, sino todos  gremios culturales y los habitantes de  la región, promover la vallenatia, con estos eventos de reconocimiento a nuestra cultura, con los historiadores, escritores, cuenteros, teatreros, músicos, poetas, decimeros, verseadores, compositores que hablen de nuestra raizalidad.

«Las costumbres de mi pueblo se han perdido, ya no braman los terneros en los corrales, no se quieren como antes los compadres, ni respetan los ahijados a los padrinos». Infortunadamente está vigente esta canción que interpretan los hermanos zuleta compuesta por Dagoberto Daza, amalaya vuelvan.

Por Yanitza Fontalvo Diaz

3 comentarios en «Somos vallenatos, dejamosle el valduparense a los cachacos»

  • Casi que, uno llega a volverse iracundo y en descontento a más del reproche que produce ante lo escrito por la quizás quintaesenciada Doña Yanitza Fontalvo Diaz, cuando se torna des-contextualizada y convierte a la hermosa ciudad de Valledupar en un villorrio; lejos de aquello de la globalización y de lo universal, al percibir un gentilicio también hermoso (valduparense); para achicarlo como si ella estuviese mirando a Valledupar solo desde el atrio de la iglesia del ECCE HOMO. Verbi gracia, cuando se da el caso de identificación en contextos donde la exigen; un individuo dice oriundo de valledupar y no vallenato, creo que en el aspecto jurídico y de exigencias al salir a viajar por el mundo, ese mismo individuo NO puede ponerse ante las autoridades extranjeras a decir:» yo soy vallenato», creo que en la RAE hay un termino aprobado como homónimo para dirigirse a un neo-nato de la ballena (ballenato) lo que puede dar pie a muchas cosas. Pero, los datos en la internet se encuentra algo como:»se entiende como vallenato al gentilicio de la ciudad de Valledupar, y también al género musical propio de esa misma zona. Entonces, O es gentilicio o algo que abarca dentro de la música de acordeón, caja y guacharaca; que por lo que se conoce, los interpretes que lo originaron, en su gran mayoría no eran VALLENATOS. Cuando la ilustre escritora dice:» dejemos eso a los cachacos» esa expresión, es en lo profundo peyorativa y discriminatoria a más de ofensiva. En esta parte la señora muy aúlica por cierto; creo que no conoce el significado de CACHACCO, eso hace recordar que, hasta hace más o menos 50 años,las gentes de las barriadas de Valledupar, se referían a los propios con abolengo sencillamente:» LOS BLANCOS» . Por otro lado, si recurrimos a lo folclórico y a algo de historia creo que el Dr. Alfonso López Michelsen, no era vallenato ni los tantos otros hombres ilustres que amaron a Valledupar. Otra gotita de historia, se debe saber que para independizar a Valledupar de los españoles; sólo lo hizo el ejercito libertador conformado por el cantón de Ocaña y el cantón de Tenerife (Magdalena) Ahora, a raíz de los tiempos de la violencia conservadora, los liberales de la provincia de Ocaña y luego los del Santander, apreciaron con buenos ojos rehacerse en valledupar y, juntaron a los «vallenatos» con los cachacos, lo que como producto de valorar, sin lugar a dudas se mejoró el fenotipo y se enriqueció de manera alguna la cultura popular. Por lo tanto, se sabe que fueron los migrantes liberales en su comienzo los mismos a los cuales ignorantemente y despectivamente la señora los trata de «dejemos eso para los cahacos» fueron y son los que aportaron hasta riquezas para que Valledupar sea lo que es. Soy sanjuanero (de San Juan – La Guajira) y desde aquí, deseo que doña Yanitza, escudriñe su árbol genealógico y determine si el Vallenata o Valduparense. Para terminar, siempre se ha sabido que el Valduparense con abolengo ha tratado a todos los primeros migrantes de los Andes, como el santandereano y no santanderino que es otra cosa; y no «cachaco».

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    • La llegada de los santandereanos mejoraron el fenotipo? Eso es racismo.
      La diversidad enriquece la cultura, la llegada de los santandereanos a Valledupar aportó ingredientes interesantes a la cultura, creció la economía, eso hay que reconocerlo. Pero decir que debemos agradecer que supuestamente aclararon nuestra piel y cambiaron la textura del pelo es un comentario inaceptable.

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  • Tengo 71 años y nací en Valledupar mis p
    Andrés eran cachacos y yo siempre me he considerado y soy vallenato.lo demás vale….

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