jueves, abril 18, 2024
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FMI eleva los pronósticos de inflación para todos los países de América Latina

El Fondo Monetario Internacional, FMI, elevó los pronósticos de inflación para todos los países de Améica Latina en vista de las persistentes presiones sobre los precios.

Los países de América Latina, que siguen bajo los efectos de dos shocks anteriores: la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania, se enfrentan ahora a un tercer shock: el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, precisa el informe del Fondo.

Añade que hasta ahora, el ímpetu del crecimiento fue positivo, reflejando el retorno de los sectores de servicios y el empleo a los niveles previos a la pandemia, y condiciones externas favorables —precios altos de las materias primas, demanda externa y remesas sólidas, y repunte del turismo. Esta situación ha dado lugar a varias revisiones al alza del crecimiento este año.

Pero, subraya, el financiamiento es cada vez más escaso y caro, debido al aumento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales para controlar la inflación. Los flujos de capitales a los mercados emergentes están desacelerándose y los costos de financiamiento externo, aumentando. Las tasas de interés internas en los mercados emergentes también están aumentando, debido al incremento de las tasas por parte de los bancos centrales para combatir la inflación, pero también a la reducción del apetito de los inversionistas por activos de mayor riesgo.

Advierte que las prioridades de política económica son restaurar la estabilidad de los precios y mantener la sostenibilidad fiscal, además de proteger a los grupos vulnerables.

Pese a la ralentización del crecimiento, la inflación en América Latina seguirá siendo elevada durante algún tiempo.

La rápida respuesta de los principales bancos centrales de la región, que aumentaron las tasas de interés antes que otras economías avanzadas y de mercados emergentes, contribuirá a reducir la inflación, pero llevará tiempo, ya que la política monetaria tiene que moderar la demanda interna para ejercer presión a la baja sobre los precios.

Además, las presiones sobre los precios se han ampliado recientemente, afectando a los artículos de las cestas de consumo que van más allá de los alimentos y la energía. Este ha sido el caso en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, donde la inflación alcanzó recientemente el 10%, el máximo en dos décadas, y está poniendo a prueba la credibilidad que los regímenes de metas de inflación se han ganado a base de mucho esfuerzo.

«Teniendo en cuenta esto, hemos elevado nuestros pronósticos de inflación. Las subidas de precios en esos cinco países serán aproximadamente de 7,8% para finales de año, y para finales del próximo año seguirán estando en un nivel elevado de alrededor de 4,9%, todavía por encima de las bandas de tolerancia de los bancos en la mayoría de los casos», puntualiza el FMI.

La política fiscal debe centrarse en recomponer el margen de maniobra disponible para la aplicación de políticas económicas, donde sea necesario. Esto exigirá reducir el gasto público, mejorar el diseño de los sistemas tributarios y fortalecer los marcos fiscales para lograr una disciplina sostenida.

Sin embargo, dadas las urgentes necesidades sociales de la región, las políticas para reducir la deuda y los déficits solo pueden ser eficaces y duraderas si son inclusivas, es decir, si protegen a los pobres.

Aun cuando exista margen de maniobra fiscal, la política fiscal también debe ir de la mano de la política monetaria y centrarse en apoyar a los grupos vulnerables, en especial mientras persista la inflación elevada y el crecimiento se debilite, pero sin estimular la demanda interna. Esto requerirá una calibración cuidadosa para compensar las medidas de gasto de protección a los pobres.

Encontrar este punto de equilibrio es fundamental para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo, y es la mejor manera de desarrollar resiliencia frente a futuros shocks.

Mientras tanto, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, reafirmó este jueves que los riesgos para la estabilidad financiera están aumentando en todo el mundo y para el próximo año la incertidumbre sigue siendo excepcionalmente alta.

“Incluso cuando el crecimiento sea positivo para muchas personas, se sentirá como una recesión debido al aumento de los precios y la disminución de los ingresos reales”, auguró Georgieva.

Luego de que el FMI redujera su perspectiva de crecimiento mundial a 2.7 por ciento en 2023, Georgieva acudió a la Agenda de Política Global para hacer un llamado a los encargados de crear políticas fiscales: “actúen con un sentido de urgencia ahora”.

Georgieva hizo énfasis en la inflación como uno de los aspectos decisivos para asegurar la estabilidad financiera de los países. “Sabemos que el aumento de las tasas de interés tiene un costo para el crecimiento. Pero también sabemos que no ajustar lo suficiente para frenar la inflación significaría que las tasas de interés se mantendrían altas por más tiempo, lo que resultaría en un daño aún mayor para el crecimiento y las personas”, apuntó.

Según la economista búlgara, hay múltiples políticas monetarias que los países pueden implementar en unidad para atender la discordancia entre demanda y suministro que está aumentando los precios.

“Estoy convencida que si no restauramos el balance en los precios, deberemos disminuir aún más el prospecto de crecimiento”, dijo Georgieva al agregar que esto causaría incertidumbre en los inversionistas.

“La inflación es un impuesto sobre la parte de la sociedad con más bajos ingresos y, por lo tanto, no se puede permitir que se amplíe por más tiempo”, expresó.

Las expresiones de Georgieva sucedieron en el marco de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington DC. La directora gerente del FMI aseguró que en un momento de crisis financiera, los países en desarrollo y mercados emergentes deben tener especial atención del mundo.

“Es difícil para todos, pero es aún más difícil para los países que ahora se ven afectados por un dólar más fuerte, altos costos de endeudamiento y salidas de capital, un golpe triple que es particularmente duro para los países que tienen un alto nivel de deuda. Esta semana nos estamos enfocando en la deuda, especialmente para los países de bajos ingresos donde más del 60% se encuentra en o cerca de sobreendeudamiento”, expresó Georgieva.

Según datos revelados por el FMI, desde el inicio de la pandemia han provisto de 260.000 millones de dólares en apoyo financiero a 93 países. Por otro lado, desde la invasión de Rusia a Ucrania, han asignado 90.000 millones de dólares en 18 programas de atención a emergencias.

En el próximo año, la prioridad de la entidad será atender la inseguridad alimentaria, que afecta a 345 millones de personas; el cambio climático, la digitalización y la inequidad.

Georgieva también anunció la creación del nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (FFRS), que ya está operacional y designa 40.000 millones de dólares, así como acuerdos a nivel de personal para los tres primeros países: Barbados, Costa Rica y Ruanda.

Por su parte, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, también enfatizó en que la desaceleración de la economía mundial impacta a los países en desarrollo, especialmente a los ciudadanos de bajos recursos.

“Una de las cosas que estamos promoviendo ahora es que los países en el mundo en desarrollo deban utilizar esta crisis para mejorar sus políticas estructurales y así poder producir más en sus propios países”. (Con información del FMI y VOA).

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