jueves, abril 25, 2024
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“Lo hizo para vengarse de mí, solo Dios puede perdonarlo”

“Mami ya venimos, no te vamos dejar solita”, fueron las últimas palabras que la niña de 7 años le dijo a su madre Yeraldin Marcela Soza, antes de partir con su hermanito de 4 años a pasar un día ‘feliz’ con su padre Francisco Hernández Rojano, quien sin piedad envenenó a sus dos pequeños hijos y luego intentó suicidarse, en hechos ocurridos la tarde del domingo en el barrio El Mirador, del corregimiento de San José de Oriente, municipio de La Paz.

Casi sin fuerzas para hablar, por el dolor profundo que siente ante la muerte de sus dos únicos hijos, Yeraldín Marcela manifestó que los pequeños se fueron felices con su papá, a quien no veían desde hacía varias semanas y le había prometido al niño comprarle unas chanclas.

“Él llegó a la casa el sábado temprano y me dijo que quería llevarse a los niños a pasar el domingo con él, ya que nosotros teníamos cuatro meses separados. Al día siguiente, llegó a las 8:40 de la mañana a buscarlos, recuerdo la sonrisa de mis niños; el varón llevaba puesto un pantalón de color naranja y ella un vestidito verde, que escogió para verse más bonita”, dijo Yeraldín en medio del llanto.

En la casa 4-02, ubicada en la calle 2 del barrio Brisas del Río, en San José de Oriente, se respiraba y sentía la consternación de los familiares y allegados de la familia. Allí residía Yeraldín, junto a una tía y su prima, luego de haberse separado de Francisco y de donde este hombre se llevó a sus hijos, hasta el barrio El Mirador, donde cometió el atroz hecho.

Allí estaba sentada, rodeada de familiares, quienes procuraban darle fuerzas y consolarla por este terrible momento, sin embargo, Yeraldín no paraba de llorar y una y otra vez manifestaba “Adriana Lucía y Moisés Javier eran la razón de vida, por qué se los llevó para matarlos, simplemente para causarme este dolor por no seguir a su lado”.

Recuerda a la adolorida madre, que desde el momento en que los infantes salieron con su padre, ella sintió algo malo en su corazón, “yo tenía miedo, estaba desesperada, las horas pasaban y sentía que debía irlos a buscar con la Policía, hasta que llegó la mala noticia, ya me los había matado”.

Adriana Lucía Hernández Soza, de 7 años, estudiaba primaria en la Escuela Mixta San José de Oriente, mientras que su hermanito Moisés Javier (4), asistía a un CAI del Instituto Colombiano de Bienestar Familiares.

MI VIDA CON ESE HOMBRE FUE UNA TRAGEDIA

“Mi vida con ese hombre siempre fue una tragedia, pasábamos necesidades y hasta me había maltratado, por eso hace cuatro meses decidí venirme a la casa de mi prima, donde estábamos bien. Él no trabajaba casi y poco respondía por nosotros”, afirmó.

Asimismo, manifestó que nunca les compró nada nuevo ni a ella ni a sus hijos, y desde que decidió separarse no dejaba de insistir para que volvieran, “esto lo hizo para vengarse de mí, solo Dios puede perdonarlo”.

MINUTOS ANTES COMPRÓ DOS YOGURES

A la segunda calle del barrio El Mirador, llegó el domingo Francisco junto a sus dos hijos. Entraron a la vivienda donde hace cuatro meses vivió toda la familia y cuya propiedad es de la madre de Yeraldín, quien habita en Manaure Balcón del Cesar.

“Entraron los tres, y minutos después el hombre salió a la tienda que está en la esquina de la casa, donde compró dos yogures y tres panes. Dentro del inmueble permanecieron varias horas, los niños n se vieron jugar en el patio ni salieron más”, dijo un habitante del sector, quien prefirió omitir su identidad.

En el transcurso de la mañana, algunos vecinos lo vieron barriendo el patio trasero de la vivienda, que entraba y salía con las manos en la cabeza, pero todos ignoraban la situación, hasta que cerró el inmueble y salió.

“Él caminó varias cuadras y en una de las tiendas del barrio hizo una llamada a la suegra de nombre Miriam, a quien le dijo por teléfono que le había dejado un regalito en la casa, comentario que desesperó a la mujer, quien se comunicó con algunos vecinos para que verificaran; se asomaron por la ventana del segundo cuarto de la casa y los niños estaban acostados arropados, ya los había matado y se veían dormidos”, explicó el vecino.

Aseguran algunos miembros de la comunidad, que luego de ir a la tienda regreso a la casa, y sería en ese momento en el que consumió también el veneno (herbicida). Al rato salió caminando como si estuviera borracho y se presentó como a las 4:00 de la tarde en la estación de policía del barrio, donde comunicó lo sucedido.

Comentan que no entiende como Francisco pudo matar a sus propios hijos, ya que la niña principalmente era muy apegada a él, siempre se veía que lo buscaba. Recientemente el hombre había solicitado la custodia de los menores, pero el Icbf se la otorgó a la madre. Ya él no se veía por el barrio, al parecer se iba a trabajar las tierras en otras zonas rurales y regresaba cada cierto tiempo.

La Comisaría de Familia inició la ruta de atención a la madre de los niños y su entorno familiar.

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