miércoles, abril 24, 2024
Opinión

Aislamiento Emocional

Por William Herrera Clavijo

A propósito de posibles aumentos en hechos relacionados con Violencia Intrafamiliar que presenta variadas causas, se perfila en hogares unos síntomas de frialdad que reflejan un ambiente generalizado, y sin presagiar que las cosas no vuelven a ser como antes, como algunos creen, lo cierto es que casi todo ha estado en suspenso desde lo cotidiano hasta aspectos tan importantes en la sociedad como el comercio, el albañil, el vendedor informal y un sector financiero que con cuarentena o sin ella seguirá teniendo operaciones financieras especulativas y dividendos rapaces.

De las diversas actividades que marcan y enmarcan el diario vivir individual y colectivo como deportes, espectáculos y vidas nocturnas van a surgir notables cambios, especialmente por el aislamiento emocional que trajo el Covid-19. Acaso un replanteamiento de cómo se lleva una u otra actividad. Las barriadas en medio de sus necesidades de forma abnegada buscarán respuestas y mejoramiento en sus vidas personal, familiar y social. Los clubes de estratos altos y holgazanes que no sirven a nadie excepto a sí mismos, se reacomodarán en su natural entorno, sin notarse distantes y protegidos por el frívolo carácter en que se desenvuelven. Las entidades sin ánimo de lucro disfrazadas de filantropía comenzarán a autodescubrirse inútiles en sus misiones y visiones respecto al entorno en que levitan.

De hecho, será un interrogante los efectos que se desprenden de ese aislamiento. Sin duda será plataforma para lanzar estrategias publicitarias y el reto mayor o menor de una sociedad que habrá de ser más autoadministrada en sus recursos y en la forma de potenciar respuestas más cerca a sus expectativas de calidad de vida. Y en ello jugará papel importante qué tipo de presiones culturales a través de las rede sociales forzará formas de consumo, reacciones a cómo debo y a cuál debemos adaptarnos o desacomodarnos, o forzará una conciencia más crítica, que ha dejado entrever una televisión repetitiva y monótona en su contenido y también pondrá a prueba la habitualidad de los memes que se tornan en entredicho. Ya comienza a mirarse con sentido crítico cómo serán las utopías de los jóvenes y la nostalgia en los adultos como insumos para diseñar tareas para el futuro.

Preocupación real es la que se avizora con el crecimiento del desempleo tanto por sus síntomas colaterales como por la ausencia e incapacidad del Estado para enfrentar el problema. Por supuesto que los síntomas y deterioro social producto de ese marcado desempleo será un desafío para la relación Estado-Sociedad.

La agenda pública de los gobernantes exige ser más compartida con estamentos de la sociedad. Más plural, porque un gobernante que se cree superior que los demás su silueta es cada vez más intransigente. Agenda que no ha sido inmune al aislamiento emocional y parece mostrarse estática en resultados sociales, dejando menguada la ilusión en la comunidad y en remojo aquellas intenciones de buenos proyectos para el desarrollo y mejoramiento de los gobernados.

Si se parte del anuncio de las ías frente a la destinación y ejecución de recursos para responder a la pandemia, se espera que se pueda investigar sin prejuzgar, ni anticipar condenas y así, contrarrestar el despropósito de algunos responsables en abalanzarse sobre los dineros dirigidos a una población vulnerable.

Qué tan tramposo será el aislamiento que va de lo social a lo emocional, por ahora no tiene respuesta, ni se espera del gobierno frenos más allá de lo represivo a formas de delincuencia visualizada.
La problemática relación del poder y los asociados demanda una mayor madurez y altura institucional en la búsqueda de soluciones que no queden en los recovecos de Planes de desarrollo. El mayor o menor acierto se corresponde con las respuestas que canalicen el despertar del aislamiento social y cómo despertar del aislamiento emocional.

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