4 de diciembre
Judicial

Secuestraron y asesinaron a dos vallenatos en Arauca

Emiro Galvis Sanguino y Dionys José Sierra España, miembros de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia y oriundos del municipio de Valledupar, fueron localizados sin vida y en avanzado estado de descomposición en una vereda cercana a Tame, Arauca.

Los dos trabajadores acordaron viajar a la zona para la negociación de una maquinaria, previas conversaciones a través de plataformas digitales que posteriormente se convirtieron en una verdadera tragedia para sus familiares.

Galvis Sanguino y Sierra España se habían trasladados desde el pasado 16 de noviembre a Yopal, Casanare, bajo falsas promesas, un negocio fraudulento que culminó en secuestro y posterior asesinato.

“Fueron secuestrados y llevados a una zona rural, sus familias se vieron obligadas a pagar más de 100 millones de pesos por su rescate. A pesar de los esfuerzos desesperados por traerlos de vuelta, después de once días de angustiosa búsqueda, encontramos sus cuerpos en un estado lamentable”, informó el senador Didier Lobo, quien se pronunció ante la plenaria del Senado, en rechazo a este atroz asesinato.

Afirmó que Emiro Galvis Sanguino y Dionys José Sierra España, eran personas humildes y trabajadoras que soñaban con un futuro mejor para sus familias. Su vida fue brutalmente arrebatada por la violencia que azota al país, un hecho que no puede dejarse pasar desapercibido.

“Este crimen no solo es un ataque contra dos hombres inocentes; es un ataque contra nuestra sociedad, contra nuestros valores y contra la paz que tanto anhelamos. No podemos permitir que la impunidad prevalezca. Exijo al Ministro de Defensa y al Ministro del Interior que respondan ante esta situación. No podemos seguir enviando mensajes pasivos a quienes se dedican a hacer daño a ciudadanos de bien”, dijo el congresista.

Existen números telefónicos reales utilizados para contactar a las familias y cuentas bancarias donde se depositó el dinero del rescate. “Es fundamental que este trágico suceso sirva como un llamado para redoblar las precauciones en nuestras comunidades, pero también como un grito desesperado para que el gobierno enfrente la delincuencia con determinación. La paz y la tranquilidad han sido secuestradas en nuestro país; estamos bajo el asedio constante de la extorsión, el abigeato y otras formas de criminalidad”.

Las víctimas residían en el barrio La Esperanza de Valledupar. Se espera que en los próximos días los cuerpos sean trasladados a esta capital para su cristiana sepultura.

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