sábado, mayo 18, 2024
Festival 2024

El vallenato cruza fronteras, migrantes lo cantan y tocan

Salir hacia otra nación por la situación país hace seis años, marcó el inicio de una trayectoria cultural para una familia de origen venezolana que ha sido adoptada por Colombia y más aún por el folclor Vallenato.

José Manzano, oriundo de Los Puertos de Altagracia, un pueblo costeño ubicado en el estado Zulia, Venezuela, jamás imaginó que dos de sus hijos menores se enamorarían del vallenato, más aún, aprender a ejecutar el acordeón, cantar y acompañar en la guacharaca los conjuntos típicos vallenatos. Zambrano está residenciado en Barrancabermeja, Norte de Santander, donde ha forjado su hogar y apoyado a sus hijos en su gusto por el Vallenato, una cultura que han asumido como suya.

Por el año de 2017, por la cabeza de José Manzano, un migrante que se gana la vida vendiendo fritos, jamás tuvo en mente formar parte de las correrías en los festivales vallenatos colombianos. Su meta era salir adelante con su familia, mejorar su calidad de vida e iniciar de nuevo, pero para la obra de Dios la música ha sido su principal instrumento de vida para levantarse una vez más en un territorio que tanto le ha dado.

Cuenta con el talento de sus dos pequeños hijos. José David Manzano, de 14 años, quien aunque inició en el canto, hoy lleva orgulloso su acordeón en el pecho, tal y como lleva con orgullo sus raíces venezolanas y zulianas.

“Desde los diez años siempre me he sentido motivado por las canciones de Diomedes Díaz, ha sido mi referente en el vallenato. Llegar a Colombia fueron los designios de Dios para que yo cumpliera mis deseos, y lo estoy logrando con disciplina y constancia”, manifestó orgullo, pero triste por haber sido descalificado en la categoría Acordeonero Juvenil por la ausencia de su cajero y guacharaquero.

Aunque parezca insólito, su hermano menor Alejandro Manzano, aunque es un genio con la guacharaca, no puso acompañarlo por tener el compromiso con otros dos participantes en la categoría infantil.

Alejandro también es un talentoso del vallenato, a sus ocho años de edad ejecuta la guacharaca como los dioses, se enamoró, la dominó y ahora suelta las mejores melodías.

“Mi hijo José David cantaba en los restaurantes y avenidas en Barrancabermeja, yo lo llevaba para mostrarlo y así logré que le asignaran una beca por parte de la alcaldía en la Fundación Escuela Vallenata de Barrancabermeja, a la cual pertenece en la actualidad”, manifestó el orgulloso padre de estas dos criaturas que dan `cátedra’ de vida en Colombia.

En la actualidad, José David recibe las enseñanzas del maestro Uriel Múñoz, quien lo inició en las correrías festivaleras logrando ocupar importantes lugares. Ahora se prepara para los festivales de Villanueva, La Guajira, y de Barrancabermeja, donde demostrará que el vallenato no tiene fronteras.

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