domingo, abril 28, 2024
Opinión

Conocimiento + Oportunidad = Buena Suerte

“Toda la riqueza y todo el poder podrían estar concentrados en manos de una élite minúscula, mientras que la mayoría de la gente sufriría no la explotación, sino algo mucho peor: la irrelevancia.”
Yuval Noah Harari
21 lecciones para el siglo XXI


La mayoría de la gente generalmente califica a quienes logramos resultados extraordinarios como personas con buena suerte. Ciertamente las personas que se consideran pocas afortunadas tienen la creencia de que quienes alcanzamos progresivamente nuestras metas, gozamos de buena salud o disfrutamos de la vida tenemos un hada madrina que hace realidad nuestros deseos con una varita mágica. Cuan equivocadas están, bien decía Seneca: “La suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad”.

El epígrafe pone de manifiesto la importancia de estudiar, de adquirir conocimientos pertinentes, pues para lograr la relevancia hay que prepararse, porque es evidente que quienes se preparan y se forman son capaces de percibir mucho mejor las oportunidades. Peter Drucker, considerado como padre de la administración moderna, destacó la importancia del conocimiento para mejorar la productividad, quien escribe en el libro La sociedad postcapitalista (1993) lo siguiente: “El conocimiento se ha convertido en una nueva fuente de producción de la riqueza, cuya capacidad se incrementaría progresivamente. […] El conocimiento, por encima del capital o la mano de obra, es el único recurso económico con sentido en la Sociedad de Conocimiento.”

Al respecto, Peter Senge, en su libro La quinta disciplina (1990), advertía que muchas organizaciones no podrían funcionar como organizaciones de conocimiento porque no podían aprender (learning disablilties), toda vez que: “Una organización que aprende es una empresa que amplía continuamente su capacidad para crear su futuro. Los empleados de esta empresa están ampliando constantemente su capacidad para crear los resultados que realmente anhelan.” Esto, como lo expuesto de Drucker, lo había planteado Alvin Toffler en su libro La tercera ola (1979), cuando asevera: “En nuestra economía contemporánea, el recurso crucial es el conocimiento, porque opuesto a los recursos no renovables de la Tierra, que incluyen al capital, el conocimiento es inagotable, puede ser usado en muchas organizaciones y la gente genera más conocimiento.”

Por eso es esencial en nuestra vida poder estudiar las cosas, de avanzar en los niveles de conocimiento, aprendiendo permanentemente, “de la cuna a la tumba”, como sentenció en 1994 la Misión de Sabios de Colombia, en aras de elevar nuestros niveles de conciencia hasta lograr un conocimiento trascendente, tal como lo explica Jesús Martínez Zúñiga, con gran maestría, mediante el gráfico 1.

1.       Conocimiento Descriptivo: Es netamente sensorial. Surge de lo percibido por los órganos de los sentidos.

2.       Conocimiento Analítico: Se construye a partir de las comparaciones basadas en conocimiento previos. Se limita en abordar análisis racionales.

3.       Conocimiento Trascendente: Que va más a allá de lo sensitivo y de la razón para generar una autentica comprensión del objeto de estudio aprehendido y dar paso al amor.

Esta aspiración personal de ser mejor cada día, demanda esfuerzo. Por ello, Alejandro Melamed en su libro El futuro del trabajo y el trabajo del futuro asevera: “Aprender requiere de una voluntad inmensa, de un deseo ávido por experimentar, en ponerse una y otra vez en el lugar del novato. Aprender significa, como se dice en esta época, salir de la zona de confort.” Y aprender es un deber y una responsabilidad personal para lograr la relevancia en mundo hiperconectado en el que las TICs ha acabado el tiempo y la distancia, generando grandes cambios sociales, laborales, gubernamentales, políticos y económicos.

En la actualidad, como afirma John Sifones en el prólogo del libro 10 lecciones del futuro escrito por Wolfgang Grulke. “Los individuos tienen ahora más poder que en toda la Historia. Las oportunidades son infinitas y sólo hemos empezado a arañar la superficie.” Y la finaliza con la pregunta: ¿estamos preparados? Hazte esta pregunta: ¿estoy capacitado para aprovechar las oportunidades en esta comunidad global?

En el artículo web Oportunidad, se explica que “esta palabra es de origen latín «opportunitas», que significa oportunidad, ventaja o situación favorable. Por tanto, “se denomina oportunidad al momento oportuno, cierto, exacto para realizar o conseguir algo.”

Como podemos leer arriba, “la oportunidad engloba la posibilidad que existe de que una persona realice una acción para conseguir o alcanzar algún tipo de mejora.” Y subrayo las frases del escrito para resaltar que una oportunidad es “una conjugación entre tiempo y acción para lograr un beneficio gracias al aprovechamiento de ciertas circunstancias en un momento específico”. Entonces, aprovechar una oportunidad implica actuar en un momento específico, pues las oportunidades llegan en cualquier momento, y se debe estar atento para percibirla, pues puede caer como una manzana en la cabeza, como le pasó a Isaac Newton; o puede llegar durante un baño, como aconteció con Arquímedes.

No obstante, mucha gente que obtiene títulos académicos no logra percibir las oportunidades, pues se limitan a esperar el empleo adecuado. Mientras que otra gente están frente a las oportunidades sin poder apreciarlas por no contar con el conocimiento necesario. En la actualidad se ha vuelto frase de cliché que el conocimiento es poder, y por ello las personas se esfuerzan por estudiar, pero generalmente no aplican lo aprendido. El verdadero poder es aplicar el conocimiento.

La clave reside en modificar tu mente, ya que son tus pensamientos los que moldean tu existencia y determinan tus resultados. Cada acción emprendida y cada elección meticulosamente analizada contribuyen a un progreso constante. Charles-Albert Poissant Christian Godefroy en su libro Mi primer millón comparten la biografía de lo 10 hombres más ricos del mundo (en su momento), quienes revelan los secretos del éxito. Así, por ejemplo, Ray Kroc, el millonario mundialmente conocido de las hamburguesas, es el ejemplo de cómo se puede aprender con perseverancia el conocimiento pertinente para convertir una idea de garaje en un negocio mundial. Tomó un sistema de producción en serie de hamburguesas para lograr el menor tiempo de servicio, patentado por los hermanos McDonald, y apalancado en el negocio de bienes raíces vendió miles de franquicias en todo el mundo. Kroc era un vendedor, pero vio la oportunidad y adquirió los conocimientos necesarios para construir su buena suerte.

Hace uno días, conversando con Robinson Rúa Calvo sobre la importancia de romper paradigmas para crear nuevas oportunidades, él me contó, con la efusividad que le caracteriza, la irreverencia del joven universitario Mark Zuckerberg que en el 2003 se le ocurre crear una web para entretener a sus compañeros de Harvard. La noticia causó revuelo en el plantel educativo y atrajo a un inversionista quien ofreció financiar esta magnifica idea, pero el jovencito se negó a vender su creación y junto a otros estudiantes y compañeros de habitación: Eduardo Saverin, Andrew MacCollum, Dustin Moskovitz y Chris Hughes, deciden emprender un negocio para aprovechar esta oportunidad. Como resultado, el 4 de febrero del año 2004 se lanza The Facebook. Para no extender el cuento, en la actualidad Facebook es la red social con el mayor número de usuarios registrados del planeta, con más de 2.800 millones de usuarios activos mensuales, y los números también impresionan si hablamos de la fortuna de su creador, que, según datos de Bloomberg, es la quinta persona más rica del mundo con un patrimonio que se estima en los 104.800 millones de dólares.

Permíteme decirte que triunfar en la vida no se mide únicamente con la acumulación de posesiones materiales; triunfar en la vida consiste, simple y llanamente, en lograr nuestros sueños y ser felices. Al respecto comparto la historia de éxito de Salman Khan, fundador de Khan Academy, quien inició este proyecto por tener los conocimientos requeridos: Licenciado en matemáticas, Ingeniero en electrónica y ciencias de la computación, Magister en computación y Magister en administración. En una entrevista con Andrés Oppenheimer, publicada en el libro ¡Crear o morir! La esperanza de América Latina y las cinco claves de la innovación, se resalta esta revelación de Khan: “Durante la mayor parte de mi educación fui un buen alumno. No era un alumno sobresaliente, pero creo que alrededor del décimo grado, comencé a darme cuenta de la importancia de la educación, Medí cuenta de que quien realmente quería ser exitoso en la vida, iba a tener que tomarme en serio mi educación.” Este emprendimiento social es un ejemplo de que se puede ser feliz haciendo lo que nos gusta y sirviendo con amor a los demás.

Con frecuencia, escucho a gente quejarse por falta de oportunidades o por su mala suerte. Generalmente, los miro y pienso: “Esta persona no han despertado Ese Algo”. Como he compartido en mis escritos anteriores, quedarse lamentándose de sus fracasos es una posición ante la vida propia de quienes no han asumido su responsabilidad personal, pues se sienten desafortunadas y se consideran víctimas de las circunstancias. Ellos no ven las oportunidades porque no son capaces de emprender, de desaprender y de reaprender. Hoy tenemos que reinventarnos para adaptarnos a las nuevas realidades, y con valentía, fe, acción y persistencia aferrarnos a esa oportunidad que hemos vislumbrados.

Cada persona labra su buena o su mala suerte conforme a su actitud. Siempre que asumamos una actitud positiva ante las circunstancias y las acciones cotidianas nos abrimos a la posibilidad de aprender, pues cada experiencia de vida son lecciones que nos permiten aprender para afianzar conocimientos o desaprender y reaprender desde una perspectiva ecléctica. En mi adolescencia asumí esta filosofía de vida frente al aprendizaje y, a Dios gracias, desarrollé un hábito de lectura que he mantenido con dedicación y disciplina.

El conocimiento hoy es universal y está disponible para toda persona. Con un clip a un computador o a un celular cualquier persona, con acceso a internet, puede obtener la información que requiera. Y claro, hay de todo en internet, documentos científicos hasta falacias atractivas con múltiples imprecisiones. Pero el auténtico conocimiento se construye de fuentes idóneas y de expertos.

El conocimiento es el camino que nos conduce por los paisajes de las oportunidades, y la acción de disfrutar esos horizontes se traduce en buena suerte. Jamás dejes de aprender, te invito volverte relevante o a mantener tu relevancia, de esta manera fortaleceremos las competencias distintivas con las que contribuiremos con la construcción de un mundo mejor.

Por: Carlos Rafael Melo Freyle

 

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