sábado, abril 27, 2024
Opinión

El Efecto Paradigma

Estaba un paisano (indígena wayuu) parado en una esquina. Como a 20 metros se  detiene una Toyota cuatro puertas, dejando las llantas pintadas (por la alta velocidad inicial y lograr el reposo) y haciendo un ruido ensordecedor. Se bajan dos personas con pistolas en mano, disparan repetidamente y cae el cuerpo sin vida del transeúnte que abordaron en la acera. Los pistoleros se suben al vehículo, que inicia la marcha a toda prisa, aún con las puertas abiertas. El paisano se acerca para identificar el cadáver, al igual que otros curiosos, y a pocos minutos llega funcionarios de la SIJIN. Miran al despojo humano y preguntan: “Algunos de ustedes presenció lo sucedido”.

El paisano responde:“Yo vi todo”.

Bien, ¿acompáñenos a la fiscalía para tomar su declaración de los hechos”, dijo quien comandaba la patrulla.

En la fiscalía el paisano inicia su declaración: “Taba yo esquina. Frenó cerquiiitica cuatro puerta marrillo, chiiiiiiii.  Se bajó dos alijuna con pistola marrillo. UHF, dieron poco tiro, y cayó tipa botando sangre marrillo…

El fiscal corta la declaración del testigo tajantemente: “Espera, espera. Esto es algo serio, además no estamos para perder tiempo. ¿Cómo así que el occiso botaba sangre amarilla?”

Aaaayyyy, ponte gafa mío marrillo, y ve todo marrillo”, respondió el paisano.

Este chiste es espectacular, pero allende al humor, el cuento pone de manifiesto el poder de un paradigma. Vemos el mundo a través de nuestros paradigmas, y no somos capaces de percibir una realidad diferente sino se ajusta a nuestras creencias, costumbres, reglas y modelos; así como el wayuu, que todo lo que veía en el mundo real era de color amarrillo, por sus gafas amarillas.

Pero, como dice Joel Arthur Barker, no solo se trata del sentido de la vista. Usted oye, pero no escucha; toca, pero no siente; olfatea, pero no percibe los olores. Todos los sentidos están mediados por el efecto paradigma. Por tanto, la realidad (la real irrealidad o irreal realidad, según Gilbert Brenson) que percibimos, en esencia está determinada por nuestros paradigmas. Lo que a una persona con un paradigma puede resultarle muy notorio, perfectamente obvio, puede ser casi imperceptible para otra persona con un paradigma diferente.

Paradigma es una palabra que proviene del griego paradeigma, que quiere decir “modelo, patrón, ejemplo”.  Joel Arthur Barker en el libro Paradigmas lo define: “Es un conjunto de reglas y disposiciones (escritas o no) que hace dos cosas: 1) establece o define límites, y 2) indica como comportarse dentro de esos límites para tener éxito.”  Sthefen R. Covey en el libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva lo considera mapas, por lo que lo define como “una teoría, una explicación o un modelo de alguna cosa.

Los paradigmas nos permiten resolver problemas si nuestro comportamiento se ajusta a lo indicado dentro de los límites establecidos, si concuerda con la teoría o modelo preexistente. Sin embargo, en esta época de vertiginosos cambios un paradigma se vuelve obsoleto rápidamente imposibilitando el éxito. He aquí la dificultad del efecto paradigma: Quienes se aferran al paradigma actual, son incapaces de percibir los beneficios del nuevo paradigma, y salen a la defensiva, con frases como:

 

  • “Eso es imposible”.
  • “Aquí no hacemos las cosas de ese modo”.
  • “Se trata de un cambio radical para nosotros”.
  • “Ya lo intentamos y no dio resultados”.
  • “Ojalá fuera tan fácil”.
  • “Hacerlo de ese modo va contra nuestra política (costumbres)”.
  • “Cuando lleves aquí un poco más de tiempo, comprenderás”.
  • “¿Quién le dio permisos para cambiar las reglas?”.
  • “Seamos realistas, ¿está bien?”.
  • ”¡Cómo se atreve a sugerir que lo estamos haciendo mal!”.
  • “Eso aquí no funciona, aquí las cosas se han hecho siempre así”. “Eso es pura teoría, hay que ser prácticos”.

Stephen Covey nos induce a través de la figura de la izquierda a observar el poder de los paradigmas. Observe la figura durante 10 segundos.  Hágalo ahora…  Muy bien, ¿qué observó?  ¿Ve perfectamente a la joven o logró más bien ver una anciana?  ¿Por qué se sorprende?  Dele otra mira a la figura, ¿ve ahora la jovenvieja?  Así Covey dice: “Este ejemplo demuestra el efecto de condicionamiento sobre nuestras percepciones, nuestros paradigmas. Si diez segundos pueden tener semejante efecto en el modo que vemos las cosas, ¿qué cabe decir del condicionamiento de toda una vida? Las influencias que obran en nuestra vida (la familia, la escuela, la iglesia, la empresa, los amigos, la política, el gobierno, la sociedad, etc) tienen un efecto silencioso e inconsciente en nosotros, y contribuyen a dar forma a nuestro marco de referencia (nuestros límites), nuestros paradigmas o nuestros mapas mentales.

Esto ha acontecido desde siempre, de allí que Jesucristo halla dicho a los fariseos: “…he venido yo a este mundo, para que los ciegos vean, y los que ven se vuelvan ciegos.” (Juan 9,39). Pero ni los fariseos ni sus propios discípulos comprendieron lo que el gran maestro quiso decir. Por doquier hay oportunidades, si eres capaz de ver, de escuchar, de sentir, con tu mente abierta y con el corazón las posibilidades. Recuerda que, en toda circunstancia, según te parezca buena o mala, siempre hay una oportunidad para crecer. Constrúyela. Quienes se aferran a lo antiguo, a lo desueto, deben volverse ciegos, sordos e insensibles, para poder descubrir lo maravilloso que la vida nos presenta ahora.

El cambio paradigmático es, por tanto, un cambio hacia un nuevo juego, un nuevo conjunto de reglas, teorías o modelos. Es menester entonces conocer los nuevos paradigmas que predominan en el mundo, a fin de ajustarnos a ellos y triunfar en la vida. Si no estamos obteniendo los mejores resultados con el paradigma actual, ¿por qué aferrarnos a éste? Los invito a descubrir los nuevos paradigmas procurándonos una vida de prosperidad.

En el libro El futuro del trabajo y el trabajo del futuro, Alejandro Melamed precisa que “Muchas veces trabajamos con modelos mentales que nos inducen a pensar que el futuro será una réplica de lo ya vivido. Pero los futuros siempre se renuevan, no se repiten.” Por ello, en el libro 21 lecciones del siglo XXI, Yuval Noah Harari nos advierte que “En un mundo inundado de información irrelevante, la claridad es poder. En teoría, cualquiera puede intervenir en el debate acerca del futuro de la humanidad, pero es muy difícil mantener una visión clara.” Y ambos autores nos invitan a no aferrarnos al pasado, sino por el contrario a tener la capacidad de percibir el mundo VICA con agilismo (según Melamed) y el individualismo (según Harari), con un estado alerta que nos permita percatarnos de la realidad para hacer los cambios necesarios en el momento oportuno. El poder de la percepción es tuyo, úsalo para interpretar los nuevos paradigmas y sus oportunidades que te posibilitarán una vida de éxito y felicidad.

Por: Ing. Carlos Rafael Melo Freyle

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