jueves, marzo 28, 2024
Especial Festival 2023

Luis Enrique Martínez, un juglar que innovó en el folclor vallenato

El municipio de Fundación, Magdalena, fue el espacio donde nació la curiosidad por el acordeón a Luis Enrique Martínez Argote, quien influenciado por su padre, el también acordeonero Santander Martínez, inició sus pinitos y fue profundizando sus aprendizaje, aunque por temas del destino debió permanecer al lado de su madre Anatividad Argote.

Fue una liga de saberes y la oralidad que características de la costa Caribe colombiana, cuyos elementos fueron fundamentales para el nacimiento de uno de los grandes de la música vallenata, y que hoy es homenajeado en el 56° Festival de la Leyenda Vallenata.

Martínez Argote nació el 24 de febrero de 1922 en el corregimiento El Hatico, jurisdicción de Fonseca, La Guajira, y murió el 25 de marzo de 1995. Inició su recorrido por el Magdalena Grande, se paseaba los pueblos del Magdalena, pero fue en El Copey, Cesar, donde se casó con Rosa Elvira Serrano y empezó a salir de su labor de agricultor para dedicarse a la música, la misma que le hacía soñar y emprender por su familia.

Empezó su carrera artística en 1947, después de escuchar a Abel Antonio Villa, quien le aconsejó que tocara en varios escenarios y confiara en su talento, el cual siempre consideraron innato y digno de proyectar.

Agregarle creatividad en la ejecución de cada canción en el acordeón, fue siempre su estructura, y hoy el legado que dejó a las nuevas generaciones.

Roberto Ahumada, acordeonero e investigador cultural, considera a Luis Enrique Martínez como el pionero de la música vallenata, creo “la ruta para interpretar una canción haciendo la melodía en la introducción, adornos, giros para dar entrada a la letra, el acompañamiento armónico cuando el cantante estaba interpretando la melodía y letra de la canción, él acompañaba con los bajos, adornos o conectores melódicos. Organizó las rutinas, la digitación, la sabrosura, el remate, el contrarremate, la entrada a la segunda estrofa y la final, fue un genio en el instrumento”.

Luis Enrique Martínez era zurdo y un fiel convencido de la teoría que había que usar todo lo que contenía el acordeón. En ese tiempo no usaban los bajos y él fue quién innovó haciéndolos sonar.

Su versatilidad e influencia en los demás acordeoneros y músicos hizo que poco a poco Luis Enrique Martínez se convirtiera en leyenda, por eso fue ganando varios alumnos que seguían su estilo y, por ende, se acercaban a él para aprender sobre esa digitación perfecta para interpretar paseos, merengues, sones y puyas.

“Oigan muchachos, yo soy Enrique Martínez/ que nunca tiene miedo si se trata de tocar. Y Luis Martínez, ‘El Pollo Vallenato’/es candela lo que van a tomar/ oigan muchachos, oigan la nota como toca el vallenato”

Esta célebre estrofa hace parte de una de las canciones más reconocidas de Luis Enrique Martínez, ‘El Pollo Vallenato’ y de ahí proviene su apodo. En todos sus escritos siempre dejaba claro que era diferente a los demás, un músico completo porque interpretaba el acordeón, cantaba, componía y verseaba, dijo Tomás Darío Gutiérrez, historiador.

Describe a Luis Enrique Martínez como un innovador y eso lo hace diferente. Fue un creador, hasta Luis Enrique Martínez los acordeoneros tenían como función, seguir la melodía del canto, él se abrió y comenzó a hacer arreglos, introducciones y artilugios que nacían de la propia melodía, es decir, crear a partir de la melodía. Fue una nueva cátedra para el vallenato, cumplió las función plena de un juglar: tocaba, cantaba, componía y se movía por todo el valle enseñando y aprendiendo que es función de todo sabio, saber que tiene que enseñar y aprender.

“Luis Enrique Martínez marcó historia, lo conocí cuando estaba pequeño. Él hizo una escuela, y acordeonero que se respete lo sabe. Una pulsación exquisita en el acordeón, fue creativo, abrió el camino para otros, cantaba muy bonito, era un juglar completo”, opina el cantautor Gustavo Gutiérrez Cabello.

El innovador acordeonero que aprendió del maestro Francisco ‘Pacho’ Rada y el Mozart del vallenato, ‘Chico’ Bolaño, se diferenció de los demás por tener una nota es más sentida, acentuada y alegre al mismo tiempo. Compuso más de 120 canciones, entre ellas se destacan: ‘La tijera’, ‘Jardín de Fundación’, ‘El hombre divertido’, ‘Mi despedida’, ‘No me hagas sufrir’, ‘La vaciladora’, ‘La cita’, ‘El gallo jabao’, ‘La tengo dominá’, ‘Qué dolor’, Saludo cordial’, ‘Amor irresistible’, ‘La cordobesa’, ‘Morenita’, ‘El rico pobre’, ‘Sin consolación’, y también fue coautor de ´La cumbia cienaguera’.

REY VALLENATO

En 1973, Luis Enrique Martínez se coronó Rey del Festival de la Leyenda Vallenata junto a Juan Calderón en la caja y Víctor Amarís en la guacharaca. Para el momento el jurado calificador estuvo conformado por Alejandro Durán, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Calixto Ochoa, Alberto Pacheco y Miguel López.

Su gran talento y creatividad influenciaron a muchos, por mencionar a algunos: Emiliano Zuleta Díaz, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Israel Romero Ospino, Alfredo Gutiérrez Vital, Orangel ‘El Pangue’ Maestre Socarrás, Gonzalo Arturo el ‘Cocha’ Molina Mejía y Alberto ‘Beto’ Villa Payares.

Las notas, estilo y canciones de Luis Enrique Martínez permanecen presentes en todos los festivales vallenatos que se realizan a nivel nacional e internacional, por eso su legado permanece vigente entre grandes y chicos. Hoy es el gran homenajeado de la versión 56 del Festival de la Leyenda Vallenata.

Por su parte, la actual Reina Mayor, María Sara Vega, indicó que el juglar “es leyenda, un maestro que ha sido un referente, yo me he identificado a través de sus notas musicales, nota prodigiosa y majestuosa. La nota es más sabrosa, más precisa y sentimental”.

Almes Granados, Rey de Reyes del Acordeón, reiteró que ‘El Pollo Vallenato’ es el más grande en el acordeón porque tocó el vallenato con cadencia, fue un maestro que sigue en la formación de los más grandes del acordeón.

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