jueves, abril 25, 2024
Especial Rosa Rosado

Una ‘rosa’ que vivirá por siempre en el rosedal del periodismo

«¿Dime Ocha, qué quisieras, que te deje de herencia cuándo muera?». Era mi respuesta cuando recibía una llamada suya y tenía la sospecha de que venía una tarea para desarrollar.

Con el mismo atrevimiento con el que vivió siempre, llegó a los medios de comunicación. Una tragedia ocurrida en algún punto del Cesar, a causa de la violencia que azotaba a esta región en la segunda mitad de los años 90, me permitió conocerla.

Apareció con sus cabellos ensortijados y el logo del Noticiero Nacional, medio que para la época dominaba en audiencia en el país. Aún no se había graduado en la Universidad, pero parecía tener la experiencia que dan los años. Pasamos por ella a ‘la 32’ su casa de siempre en el barrio San Martín de Valledupar. Rafael Escalona, camarógrafo , corresponsal en el Cesar, de todos los noticieros nacionales de Televisión, la presentó con gran entusiasmo. Sería mi competencia, pues yo laboraba para Colombia 12:30 la otra alternativa noticiosa del medio día.

En el mismo carro, y compartiendo camarógrafo llegamos al sitio de los hechos. Le vimos el ‘perrenque’ a la hora de encarar a las viudas y huérfanos buscando un testimonio que le diera peso a su nota. Lentamente pero con firmeza, ‘Ocha’ fue tomando el carácter y el rigor periodístico que la acompañó por siempre.

Ocha tenía el reconocimiento del gremio como una periodista capaz y comprometida con las causas. Para fortuna mía, tuve la oportunidad de acompañarla en varios proyectos. Eso permitió que hubiera más unidad tanto con ella como con. su familia. No recuerdo el momento exacto en que me volví de su casa.

Con Ocha se trabajaba duro, pero también había espacio para revisar el anecdotario que íbamos construyendo con cada encuentro.

Cómo olvidar esos tintos de la mañana. Entre sorbo y sorbo planeabamos alguna actividad y entonces salía a flote un episodio pasado. Y decía «aquí nos va a agarrar navidad», era señal de que había que apurar.

Hubiera preferido que para tu partida nos hubieran agarrado muchas navidades, décadas enteras, años y años, pero siempre tu con nosotros.

Adiós, amiga de siempre. Yo también te quiero y nunca te olvidaré.

Por: Edilberto Castillo

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