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Reanudan juicio por abuso sexual contra Thelma Fardin durante la serie ‘Patito feo’


La actriz argentina aseveró que los tiempos que maneja el sistema de justicia para resolver los casos de violencia sexual «son muy revictimizantes y violentos».
La actriz argentina Thelma Fardin, conocida internacionalmente por su papel en la novela adolescente «Patito Feo», asevera que los tiempos que maneja el sistema de justicia para resolver los casos de violencia sexual «son muy revictimizantes y violentos», situación que ha vivido en carne propia durante cuatro años.

En diciembre de 2018, Fardin puso una denuncia por violación en contra de su excompañero de reparto Juan Darthés, a quien acusó de abusar sexualmente de ella cuando tenía 16 años, en una de las giras que la famosa serie infantil hizo en Nicaragua.

Y está previsto que Darthés declare este jueves por primera vez ante el Tribunal de Justicia Federal de Brasil, después de que el proceso judicial se anuló en febrero pasado, según fuentes de Amnistía Internacional, organización que apoya legalmente a la actriz.

«Desde una primera instancia sentí un sistema de justicia absolutamente violento conmigo. Además, los tiempos son muy revictimizantes y violentos porque de pronto tu vida queda atada a eso», afirma la actriz en una entrevista con EFE.

«Algo que a mí me sorprende mucho es que nos dicen a nosotras por qué tardamos en denunciar, y tenemos un millón de explicaciones para eso: cómo nos juzga la sociedad, la falta de contención, la falta de respuesta de la Justicia y del Estado, pero no le preguntan a la Justicia por qué tarda tanto en administrar y dar justicia», agrega.

Después de que el proceso se inició en Nicaragua, su caso fue movido a Brasil, país en el que nació Darthés y a donde se trasladó el actor a raíz de la denuncia.

Un proceso «muy violento»

Fardin, cuyo caso se convirtió en la llama que encendió el #MeToo argentino y latinoamericano, cuenta que el proceso judicial en Brasil «también se volvió muy violento». «Esperar el tiempo hasta que nos dieran las audiencias, en la audiencia fueron sumamente violentos conmigo, la defensa me hizo preguntas espantosas y cansadoras. Me tuvieron cuatro horas declarando como si fuese yo la que estaba en el banquillo de los acusados», recuerda.

Sin embargo, dice, contestó a todo porque no tiene «nada que ocultar». «Pero sabemos que no pueden preguntarnos cualquier cosa, que es violento que remuevan absolutamente toda nuestra historia, que ya de por sí tener que contar el hecho traumático en su totalidad es tortuoso porque es como si lo volvieras a vivir», asegura.

También denuncia que «a través del poder y de presentaciones que él ha hecho en instancias superiores de justicia», Darthés «ha tratado de obstruir y que se termine el juicio».

«Es todo el tiempo una montaña rusa de emociones para mí porque se frena el juicio, (me dicen) declarás, no declarás, (luego) declaro. (Me dicen que) en dos días termina el juicio, pero no, se suspende y las audiencias son en un año. Entonces es muy enloquecedor, porque vos vas planeando tu vida y diciendo: «Bueno, hasta acá”, pero nunca termina».

Afirma que si a ella, que es «una persona pública, blanca, hegemónica, de clase media» y que tiene a varios abogados trabajando de manera gratuita en tres países y asistencia psicológica, le cuesta seguir este proceso, «¿qué hace una persona que no tiene ni la mitad de estas herramientas, que quizás hace una comida por día?».

Por eso, dice, tiene «la responsabilidad» de llegar hasta el final. «Lo que la Justicia me diga a mí se lo va a estar diciendo a muchas otras, porque se están mirando en este caso esas otras mujeres que se han atrevido a denunciar. Mujeres, varones que han contado sus abusos en la infancia».

«Cuando se garantiza la impunidad están diciéndonos a las mujeres que pueden hacer con nosotras y con nuestros cuerpos lo que quieran porque no va a haber una consecuencia. Y los victimarios sienten que pueden hacer lo que quieran también», enfatiza.

Justicia con perspectiva de género

La actriz afirma que en América Latina «hay que trabajar mucho» para que «los sistemas de justicia de todos nuestros países tengan no solo perspectiva de género, sino que se modifiquen esos tiempos en los que es muy difícil pensar que hay algo sanador, pues tenés tantos años de tu vida atada al proceso judicial».

Tras su denuncia, cuenta, las personas empezaron a verla como una «referente feminista», aunque ella no se denominaba como tal.

«Evidentemente era feminista, porque no necesariamente tenés que ser la más formada o una catedrática en la temática, sino que es un posicionamiento frente a la vida. Y aquello que hice fue un posicionamiento muy fuerte, muy radical en el sentido de entender que había que luchar contra las violencias».

Y asegura que, aunque los «movimientos de derecha reaccionarios y antiderechos» buscan «silenciar» y hacer «retroceder» al feminismo, la pelea en Latinoamérica va a ser «muy difícil». «Quizás la pandemia y la imposibilidad salir a la calle hizo que sintiéramos que estábamos más desunidas y que impregnaran estas ideologías tan violentas, pero ahora que hemos recuperado la calle creo que va a ser muy difícil hacernos retroceder», concluye.

EFE

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