jueves, marzo 28, 2024
Variedades

Angela Kelly, la ayudante y amiga fiel de Isabel II hasta el final

La diseñadora conoció a Isabel II hace treinta años mientras trabajaba de ama de llaves para el embajador británico en Alemania. Ahora, conservará su casa de Windsor gracias a la reina.

Antes de morir, Isabel II lo dejó todo atado para que la diseñadora Angela Kelly pudiera mantener la residencia de la que disfrutaba como responsable de su vestuario, informa The Daily Mail.
Angela Kelly llevaba trabajando casi tres décadas para Isabel II y esta quiso darle las gracias dándole el permiso necesario para que siga viviendo en la casa de cortesía que le fue concedida junto al castillo de Windsor, donde pasó junto a la monarca los meses de confinamiento.

Nacida en Liverpool en 1957, la diseñadora conoció a la reina Isabel II por casualidad hace ahora veinte años.

Angela Kelly se encontraba trabajando como ama de llaves en casa del embajador de Reino Unido en Alemania cuando, durante una visita oficial de la reina a este país, tuvo la oportunidad de conversar con ella. Kelly le contó que tenía pensado regresar a Reino Unido y, al año siguiente, Isabel II decidió ficharla como su ayudante de vestuario.

“Supongo que le gusté y decidió que era lo bastante discreta para ser digna de su confianza”, explicaría muchos años después Angela Kelly en una entrevista.

En 2002, la reina confiaba tanto en ella que mejoró su posición, creando para ella un cargo hasta entonces inexistente. Isabel II la nombró su Ayudante Personal, Asesora y Comisaria de Joyería, Insignias y Vestuario,

encargándose desde entonces Kelly de cuidar todo lo que tenía que ver con el aspecto de la reina en sus apariciones públicas. La diseñadora ejercía como su estilista y en muchas ocasiones también la vistió con sus propios diseños. Obra suya son por ejemplo el vestido y el abrigo amarillos que Isabel II se puso en la boda de los duques de Cambridge o el conjunto inspirado en las porcelanas Wedgwood que llevó en 2012.

Durante una primera etapa, Angela Kelly compartía esta tarea con otra diseñadora, Alison Pordum. El tándem funcionaba bien y en 2002 ambas diseñadora crearon Kelly and Pordum, la primera firma de moda surgida en Buckingham. Sin embargo, siete años después surgieron las desavenencias entre ellas y Pordum acabó abandonando su trabajo en palacio.

Kelly tenía un trato frecuente con Isabel II y fue ganándose su amistad.
“Me ha permitido ser una persona cercana a ella, aunque nunca me paso de la raya. Solemos hablar de ropa, maquillaje y joyas como dos mujeres normales”, contó hace años.

En 2006, la reina Isabel II la condecoró con las insignias de la Real Orden Victoriana, una orden de caballería creada para reconocer los servicios prestados por el personal de la monarca británica. Sin embargo, la prueba definitiva de la confianza y estima que le mercería Angela Kelly a Isabel II llegó en 2019, año en el que la reina le dio su permiso para que publicara un libro sobre sus vivencias en palacio.

La diseñadora se convirtió así en la primera empleada de la casa real a la que se le daba ese extraordinario permiso y publicó The other side of the coin, un libro de memorias en el que comparte varias anécdotas sobre su trabajo. Por ejemplo, que era la encargada de probarse los zapatos nuevos de la monarca. “La reina tiene muy poco tiempo para sí misma y menos para probarse sus propios zapatos. Como calzamos el mismo número, tiene más sentido hacerlo así”, escribe Kelly

Un año antes de la publicación de las memorias de Angela Kelly, un libro similar de la proveedora oficial de lencería de Isabel II le costó perder el sello de reconocimiento real por desvelar anécdotas como que una vez tuvo que tomarle medidas con sus corgis presentes en la habitación, estando la reina medio desnuda. Por el contrario, el libro de Angela Kelly gustó en en el palacio de Buckingham, tanto que la reina le dio su permiso para que publicara nuevos capítulos.

El pasado mes de mayo, salió una venta en Reino Unido una versión actualizada del libro en el que la diseñadora contaba cómo transcurrieron los meses de confinamiento que pasó en el castillo de Windsor con la reina. Kelly fue una de las pocas personas que durante ese tiempo podían relacionarse con la monarca y se encargó de cortarle el pelo, tarea que le resultaba tan “estresante” que solía necesitar “una copa”.

La diseñadora también estuvo con la reina cuando perdió a su marido, el duque de Edimburgo, fallecido el año pasado. Tras el funeral, Isabel II regresó al castillo y Kelly le ayudó a quitarse el abrigo. “No dijo nada. La reina fue a su salón de estar, cerró la puerta, y se quedó sola con sus pensamientos”.

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