sábado, abril 20, 2024
Opinión

Colombia: un duelo mal resuelto

Por: Augusto Aponte

Leí hace pocos días a la escritora Isabel Allende, en una entrevista que le hicieron en su residencia, en los EU. El tema central de sus sabias palabras, me llevaron al pensamiento muchas conclusiones, que con su experiencia

logré construir, y que hoy les comparto.

La conversación del periodista con Isabel Allende transcurrió en los momentos más tristes que vive el mundo con las catastróficas secuelas que la pandemia ha traído al presente y al futuro de la humanidad.

Mis reflexiones para iniciar el comentario, tienen la base en que nuestro sufrido país usa la resiliencia «a medias». A esta escueta conclusión he llegado con la certeza de una realidad inocultable, la cual nos presenta a nuestra adolorida Colombia, como un eterno y triste velorio, por el cual vivimos de duelo en duelo; y lo grave es que los resolvemos mal. Graficando la idea, yo veo a esa fallida resiliencia, como un inmenso tapiz en forma de colcha, tejida y diseñada con muchas pérdidas superpuestas, por eso dormimos arropados por un manto de desesperantes sensaciones tóxicas que nos cubre con un solo dolor. Esto hace que suframos una desesperanza «integral», por tantos duelos mal resueltos.

La reflexión que la exitosa escritora chilena hace al final de su entrevista, me soltó los argumentos para realizar un análisis que me ayudó a comprender, que somos una «madeja» con muchos hilos de odios y rencores, que nos hacen una sola nación en donde reina la venganza y el revanchismo. Me pareció oportuno compartirla con ustedes porque este aislamiento social seguirá por muchos meses más y, como decimos en nuestro lenguaje criollo: «esto va pa’ largo».

Sí. Porque el COVID llegó para quedarse.

En su reflexión, Isabel Allende dice: «Me di cuenta en algún momento, de que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras más uno vive, más pierde. Vas perdiendo primero a tus padres, a gente a veces muy querida a tu alrededor, tus mascotas, los lugares y tus propias facultades también».

Yo quiero agregar otras pérdidas: el detrimento en los  bienes materiales, los perjuicios de orden laboral y, sobre todo,  el menoscabo de la autonomía individual.

Entonces, para dar más luces a mi comentario, enunciemos las etapas normales del duelo… Vemos entonces, como cada etapa debe ser resuelta totalmente, para seguir transitando el proceso hasta cerrar el ciclo y poder seguir adelante con nuestras vidas.

Estas etapas son: -Negación – Ira o enojo – Negociación – Depresión y aceptación.

También sabemos que NO transitamos por cada una de estas etapas, en orden cronológico, que cada persona con su aparato psicológico, con sus valores morales, con sus creencias religiosas y ubicado en la situación social en que se originó «la pérdida», elaborará el duelo en forma individual. Igualmente, es importante aclarar que existen personas que nunca logran resolver con total éxito el trauma causado por sus pérdidas.

Como verán, si los colombianos somos inmensamente diversos en lo racial, cultural, religioso y esto lleva a que jurídicamente seamos un país con «muchas leyes» superpuestas, el lograr que todos los duelos originados en cada pérdida humana, material, económica, etcétera, puedan sincronizarse o llegar a la etapa de la aceptación, con la paz que dará el verdadero perdón; así, y solo así, Colombia sería otra nación.

Estoy convencido de que en nuestro país JAMÁS existirá una paz integral, estable y duradera porque NO transitamos con normalidad las etapas del duelo, y esto genera rencor y revanchismo. Porque usamos nuestras células en espejo y copiamos las conductas con las cuales se resuelve el dolor a través de la venganza… Y ésta la expresamos usando el delito de sangre, la agresividad física, verbal y psicológica. Esto es lo que se llama «perdón sin olvido», es decir, hacemos conexidad de las etapas del duelo mal resueltas, creando un laberinto en donde llegamos a un solo punto de encuentro: El dolor reciclado. Que se manifiesta con el revanchismo.

CONCLUSIÓN: El resultado de todo duelo mal resuelto, es una «madeja» de dolores no aliviados, que con sus hilos nos conectan con el rencor. Por eso es que siempre buscamos un culpable para nuestro dolor, con lo cual deviene que vivimos de la ira, de la negación, del resultado de la negociación entre la depresión y la aceptación.

Hoy que el mundo vive en un festival de pérdidas es importante trabajar sobre la resolución de cada etapa de nuestros duelos. Entender cada etapa de ese dolor, para llegar a la etapa de la aceptación, sin rencores y sin la toxica necesidad de buscar culpables.

Ojalá mi reflexión pueda servir para entender, el porqué vivimos en guerra permanente con nuestra paz interior, y que para encontrar la salida a tanto sufrimiento, la única vía sanadora es el perdón.

Ojalá entendamos que la venganza y el revanchismo, nos recicla el dolor, por eso Colombia es una madeja con muchos hilos dando vueltas en la ruleta de un duelo mal resuelto.

Feliz semana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *