viernes, abril 19, 2024
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Víctimas del exparamilitar alias El Samario recuperaron sus tierras, en Cesar

El Tribunal Superior de Cartagena restituyó predio a una familia víctima del frente Juan Andrés Álvarez, del Bloque Norte de las Autodefensas.

Rosa María* nació en Becerril, Cesar; un municipio ubicado en el piedemonte de la Serranía del Perijá que, por muchos años, fue centro de acopio del frente Juan Andrés Álvarez de las Autodefensas, al mando de alias El Samario.

Creció en una familia campesina dedicada a la agricultura y la ganadería. A sus 54 años de edad, Rosa dice que la vida le ha puesto pruebas demasiado duras y difíciles de superar; una de ellas, la muerte de su esposo como consecuencia de la violencia.

Hace unos días, el Juez Primero Especializado en Restitución de Tierras le dio lo que ella considera la mejor noticia de su vida: le dijo que podía retornar sus 31 hectáreas de tierra en la vereda Buena Vista, del municipio de Becerril.

“En este lugar que hoy recibo con agrado críe a mis hijo y forjé un hermoso hogar que se acabó con el asesinato de mi esposo y el desplazamiento forzado que nos tocó vivir en la época de la violencia. Este predio lo trabajaré en honor a mi esposo, debido a que él fue un campesino innato”, afirmó Rosa mientras recibía los títulos de propiedad de su predio.

Los años difíciles

En 1996 se empieza a evidenciar el posicionamiento, expansión y control de los paramilitares en la zona. Primero se identificaron como Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá. Luego de la constitución de las Autodefensas Unidas de Colombia, se crea el Frente Juan Andrés Álvarez, adscrito al Bloque Norte comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 quien dependía directamente de Salvatore Mancuso, alias El Mono, El Mono Mancuso o Triple Cero.

Después del asesinato de su esposo, Rosa y su familia abandonaron su parcela. Durante esos años, la violencia aumentó ya que los paramilitares llegarán a hacerles frente a los supuestos colaboradores de la guerrilla.

Corría el año 2002 cuando ocurrió un hecho que fue determinante en la historia de Buena Vista, y que los parceleros narran de la siguiente manera: “El 8 de abril del año 2002 llegó un grupo de aproximadamente 30 paramilitares a las 6 de la tarde. A esa hora salieron a recorrer parcela por parcela con una lista, hasta llegar a la casa de Rosa. Tumbaron las puertas y se llevaron a su esposo”.

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