lunes, abril 29, 2024
Opinión

No te Autoengañes, Atrévete a Triunfar

“Ser bueno no es sinónimo de ser idiota. Ser bueno es una virtud que algunos idiotas no entienden.”
Anónimo (Mensaje tomado de redes sociales)


La Caja. Una entretenida historia sobre cómo multiplicar nuestra productividad es uno de esos libros que nos ayudan a solucionar problemas de la gente, tanto a nivel organizacional como personal. Fue escrito por un equipo de profesionales que incursionaron de manera innovadora en la resolución del antiguo problema del autoengaño.

Esta contribución a las ciencias humanas del Instituto Arbinger se centra en el siguiente problema: “¿Cómo puede la gente simultáneamente (1) crear sus propios problemas (2) ser incapaz de  darse cuenta de que está creando sus propios problemas y, sin embargo, (3) resistirse a cualquier intento que se haga por ayudarles a dejar de crear esos problemas?” La caja es una metáfora que utilizan los autores para simular de una manera gráfica a las personas que tienen una visión distorsionada de la realidad y no pueden verse con claridad a sí mismas ni a los demás, por encontrarse dentro de una caja. De esta manera se autoengañan, es decir, se resisten a aceptar la sugerencia de que tienen un problema, y eso crea una cantidad de problemas con ellas mismas y con todos aquellos con quienes comparte en el trabajo, en el barrio, en el hogar.

El autoengaño conduce a la connivencia, lo que lleva a la persona a creer que son los demás los culpables de los problemas que se suscitan en su entorno, por la incomprensión de sí mismo y de los demás. Algunas personas con estas actitudes se vuelven arrogantes, insensatas y cínicas, considerando a gente cercana (en el trabajo, en el hogar, en otros grupos sociales) como objeto que pueden utilizar a su antojo.

Hay gente en la caja que se atreven a todo con tal de mantener una posición o su prestigio y, aun cuando se siente muy dignas, tal es su nivel de degradación que son capaces de crear “verdades irrefutables” para sí mismos soportadas en mentiras construidas con evidencias falsas. Verbigracia, personas que para mantener un cargo se inventan una enfermedad amparada con documentos falsos, con lo cual antes que engañar a otros se engañan a sí mismas; con el agravante de que se decretan el síntoma, que se manifestará, más temprano que tarde, en su cuerpo, pues la conciencia crea.

El libro La Caja relata la historia del proceso de mejora continua de la empresa Zagrum, donde se describe cómo una persona ingresa a la caja y cómo puede salir de ella. Y explica que quienes se encuentran en la caja perciben la realidad de manera distorsionada según los paradigmas personales, lo que implica buscar acuerdos de manera permanente para sortear circunstancias conflictivas, que si bien funcionan temporalmente, dejan de ser efectivos a largo plazo, por omisiones o posturas de las partes, por tender a culpar a los demás por no cumplirse a cabalidad con los compromisos pactados. Y en el mejor de los casos, si los acuerdos funcionan se genera un estatus quo, en donde el conformismo se arraiga frenando cualquier iniciativa de cambio.

La metamorfosis de Tom Callum, protagonista de la trama del libro La Caja, pone de manifiesto que nuestras actitudes y conductas fluyen de nuestros paradigmas, pero si las examinamos utilizando la autoconciencia, a menudo descubrimos en ellas la naturaleza de nuestros mapas subyacentes, que, al reconocer nuestro problema, nos lleva a desarrollar nuevos hábitos de efectividad. Es menester convertirnos en seres humanos extraordinarios, en personas proactivas, que centran sus esfuerzos en el círculo de influencia antes que el círculo de la preocupación, conforme lo explica Stephen Covey.

El autoengaño determina la experiencia propia en todos los aspectos de la vida de una persona, y al igual que un niño de meses que gateando se mete debajo de una mesa y se queda atascado, lo que no le gusta, pero intentado salir empuja con fuerza empeorando su situación, es decir su atasco se hace mayor corriendo el riesgo de lesionarse. Al golpearse o por la frustración de no poder salir de bajo de la mesa, el niño llora, y es auxiliado por un adulto; pero el adulto que está en la caja se mantiene obstinado, se amarga y se vuelve resentido y ofensivo, dañando relaciones y deteriora su salud emocional y física. Esta analogía presentada en el preámbulo del libro La Caja, pone de presente la inconciencia de la gente cuando se autoengaña, y lo más preocupante es que generalmente la persona considera que las situaciones conflictivas de su vida son causadas por los demás o por condiciones externas.

El autoengaño ha sido tema de estudio por filósofos, académicos y eruditos de las ciencias humanas, lo cual sólo se puede superar con la ética del carácter, sustentada en principios básicos para vivir con efectividad, como lo explica Stsphen Covey, quien esboza la importancia de superar la ética de la personalidad, que se impuso en la segunda década del siglo XX, que podría considerarse como una condición necesaria pero no suficiente, la cual se caracteriza más como una función de la personalidad, de la imagen pública, de las actitudes y las conductas, habilidades y técnicas que hacen marchar los procesos de la interacción humana, que, si bien puede ser beneficiosa en el corto plazo, pero no útil en el largo plazo, pues los demás descubren las intenciones de manipulación que sustentan estas técnicas.

Si estar en la caja puede generar a la persona que se autoengaña crisis emocionales que afecten su salud y la llevan a crear problemas sociales que conducen a conflictos y a guerras, es  menester preguntarnos: ¿cómo puede una persona salir de la caja o dejar de autoengañarse? Respuesta trivial: léase el libro La Caja, que a mi gusto es una novela fascinante de autoayuda. Pero, puedo decir que he explorado múltiples herramientas para ello.

La vida me dio la oportunidad de haber sido gago en mi niñez y mi adolescencia, lo que me condujo a buscar en mi interior respuestas para sortear esta dificultad de dicción. A Dios gracias en la biblioteca de mi papá encontré el libro de La timidez Vencida, de Paul Jagot, y al aplicar sus lecciones, me fue muy útil. Durante mis estudios de pregrado hice parte de un club de estudio de filosofía de la Universidad de La Guajira, con el propósito de dilucidar respecto a la existencia humana a partir de las teorías propuestas por los filósofos clásicos y contemporáneos. Y todo lo anterior dio pauta a la búsqueda insaciable del conocimiento interior con lecturas de decenas de libros de autoayuda y, posteriormente, con ejercicios de meditación.

Sin lugar a duda, toda la bibliografía consultada y aplicada me ayudó mucho, pero con una actitud ecléctica he ido estructurando tales conocimientos desde mi experiencia para comprender y crear una conciencia de quien soy. Por tanto, salir de la caja, o dejar de autoengañarse, se reduce a comprender y aplicar la teoría de las expectativas promovida por Walter Doyle Staples, en el libro Piense como un ganador:

CUANDO USTED CAMBIA SU MANERA DE PENSAR, cambian sus convicciones; Cuando cambian sus convicciones, cambian sus expectativas; Cuando cambian sus expectativas, cambia su actitud; Cuando cambia su actitud, cambia su conducta; Cuando cambia su conducta, cambia su desempeño; Cuando cambia su desempeño, CAMBIA SU VIDA.

He compartido consistentemente, en conferencias y en escritos, que si cambiamos nuestra forma de pensar cambiamos nuestro desempeño y, por ende, nuestra vida. Por tanto, deja de autoengañarte. y de considerar que puedes engañar sistemáticamente a otras personas. Revisa el epígrafe y ten presente que los demás perciben nuestra energía y reaccionan según ésta. Es menester centrarnos en nuestros pensamientos para resolver el problema del autoengaño, pues como seres humanos, siendo una expresión individualizada de Dios, estamos llamados a crear una vida plena, de éxitos y felicidad. Al transformarnos de manera consciente empezamos a construir una nueva realidad.

Atrévete a triunfar, el éxito y la felicidad no es un cuento chimbo, es el camino que elegimos recorrer de manera intencional, avanzando con coraje y valentía, venciendo obstáculos, inconvenientes e incertidumbres con una forma adecuada de pensar y de hacer. El resultado es la plenitud y la eternidad.

Por: Carlos Rafael Melo Freyle

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