lunes, mayo 6, 2024
Opinión

Celina, Regalo del Cielo en la Tierra

La vida está más allá de los tiempos que marcan las horas para hacer de ella los días, de los días que sumando se hacen meses, de los meses que al juntarse de dos en dos llegan a doce para hacerse llamar años y de los años que contabilizados de diez en diez se bautizan décadas. Década a década transcurre la vida de cada uno en este plano, cada vida está definida por principios y finales, por llegadas y partidas, por entradas y salidas de esta esfera terrenal que al mejor estilo del globo terráqueo con que nos solía enseñar la geografía la maestra Ligia Fernández de Castro, este gira que gira, en permanente rotación y traslación gira esa bolita azul que solemos llamar Madre Tierra.

La tarde noche de ayer veinte de Julio, la madrugada y mañana de hoy veintiuno no ceso de sentipensar en lo pequeño que puede llegar a ser el cielo; cuando lo hago llega ella, «Celina» aquella cuyo nombre está formado con raíces latinas y significa «relativo al cielo”, o “pequeña del cielo». Si observo su nombre desde las enseñanzas de su amiga y maestra de Español Cecilia Esther Herrera Araujo, puedo decir que sus componentes léxicos son: caelum (cielo), más el sufijo -ina (relativo a pequeña). Celina, la pequeña del Cielo.

Celina, mejor conocida como la Hermana Celi al mejor estilo de los tejidos que nos enseñara la maestra Cecilia Mosquera, sabia cual más el poder que yace en el tejer una red y lanzarla a las profundidades como lo indicara en sus enseñanzas Jesús de Nazareth, desde su llegada hasta su partida ella tejió y tejió por encima de las puntas y teniendo bien presente el poder de la cruz, fue armando la colcha de su paso en punto y cruz, que lanzó al altamar de la vida una y otra vez buscando siempre emular la pesca no de peces, sino de seres semejantes.

Tecla a tecla en esa máquina de escribir de onceavos eternos transcurrió el propósito de su vida, parte de esos dictados de su existencia los conoce cual más la maestra Carmen Sofía Salazar. Esa historia de su paso, ese estar y permanecer entre la Guajira y el Cesar, territorios de los que nunca quiso desprenderse, se mantuvo en el regazo de ese poderoso triangulo que se yergue a los cielos y es mejor conocido como la Sierra Nevada de Santa Marta por estar y permanecer en vigilia constante en pro de la salud y bien estar de su familia sanguínea, en especial sus amadas hermanas María Luisa, Paulina e hijos.

Se mantuvo en las faldas que le dan la espalda al mar de los siete colores, entre los sures de esa guajira de poesías que cuentan con poeta propio en Villanueva y ese Norte del Cesar donde nacen las poesías cada madrugada en cada uno de sus pueblos, poesías ardientes con promesas de paz, puras y majestuosas: Así eran sus palabras, versos que hacían brotar el amor en los corazones de aquellos seres que se hacían familia sanguínea y elegida con el paso de sus años.

Sus hermanos Emilio, Flavio, Paulina y María Luisa, sus amados sobrinos Catalina, Carolina, Luisa Paulina, Beatriz Celina, María Paulina, Emilio y Luis Fernando, sus hermanas de camino, de la congregación de terciarias capuchinas, esos docentes, esos alumnos que se hicieron su familia extendida y todo ser viviente que por casualidad se hallaba por destino causal en su camino, ese pequeño pedazo de cielo andante en la tierra bautizado por sus padres Emilio y Luisa Isabel bajo el nombre de Celina Quintero Baquero …

Eso fué, es y seguirá siendo Celina, un pequeño cielo, con mirada de trueno, un eterno verso con promesa de maná en los desiertos guajiros, que anduvo estas tierras macondianas bajo un hábito que refrenda las enseñanzas de Jesús con la mirada de San Francisco, ese infinito amor por la madre naturaleza. Arropada y respaldada en su esencia de los siete dones del espíritu que le fueron dados desde el vientre de su madre con propósito de siembra; tenía la gracia guajira que le daba el temple de saber activarlos con palabras que le permitían meterse con destreza en los mares de tempestades internas de aquellos seres humanos que a su paso cautivó en esa enorme red de pesca, con su temple de sembradora y pescadora de seres vivos que se hacen nuevos.

 

Yarime Lobo Baute

Pescándolos vivos, a todos ellos les amó, los mantuvo, sostuvo y nunca excluyó de esa poderosa malla de puntos y cruz, ella sabía por gracia y misericordia el sentido de esa pesca de continuo, se trataba de la pesca de los redimidos preciados de la Sagrada Familia del Gran Creador de los Cielos y la Tierra.

Celina sabía entrar y salir de toda tempestad con esa gracia divina, con ese temple villanuevero con esa empatía sin igual que le permitió llevar el timonel de esa barca pesquera en los tiempos de mayores tempestades del Alma Mater, en especial esa transición del colegio de femenino a mixto, esos huracanes y tempestades de este mundo tridimensional que arrecian y amenazan todo principio y valor espiritual, ella les hizo frente con esa fuerza, ese espíritu de servicio, ese talento único de ponerse en los zapatos del otro salvaguardando la valía y dignidad del ser, anteponiendo siempre la misericordia frente al juicio, se mantuvo así de generación a generación.

Alma de princesa guerrera, carácter forjado y valiente, corazón entregado a la familia, esa sagrada familia que veía en todos los seres que como ella son a imagen y semejanza del gran Creador de los Cielos y la Tierra, el Gran Pintor del Amor Amor.

Anda y Ve Celina, extiende esas alas de tu alma, vuelve con creces a los brazos del que te creó, con la tranquilidad plena de que las semillas que esparciste cayeron en suelos fértiles, los hombres y mujeres que pescaste en esa red, llevan consigo principios y valores que son fiel reflejo de esos dones y talentos que entregaste a tu paso por esta tierra, todo lo diste a manos llenas.

Que la luz de Dios resplandezca siempre sobre tu rostro y como estrella luminosa brilles para siempre en ese cielo de donde viniste, alma grande, pequeña niña de los ojos de Dios, regalo precioso de cielo en la tierra, eso fuiste y siempre serás. Llegas y partes, entras y sales de esta tierra para volver a los cielos, pero quedas, quedas repartida como semilla viva en cada corazón que pescaste en tu andar. Por siempre y para siempre en nuestros corazones CELINA QUINTERO BAQUERO.

Por: Yarime Lobo Baute
Egresada Colsafa Valledupar
Miembro Fundador Red Colsafa

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