sábado, mayo 4, 2024
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Alejandro Gaviria y sus cuestionamientos a la reforma a la salud de Carolina Corcho

La reforma a la salud que alista la jefe de esa cartera, Carolina Corcho, y que empezará a ser debatida en sesiones extraordinarias en el Congreso el próximo 6 de febrero, sigue generando discusiones no solamente a nivel nacional, sino al interior del Gobierno.

Uno de los principales opositores a este proyecto es el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, quien en un consejo de ministros expresó sus reparos, varios de los cuales quedaron consignados en un documento que no quería que se hicieran públicos, pero que fueron filtrados por varios medios de comunicación.

Para empezar, Gaviria, que fue ministro de Salud durante el gobierno de Juan Manuel Santos, consideró que hay un problema con el diagnóstico sobre las deficiencias en el sistema de salud actual, pues asegura que “no es claro”. “Todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico, por un análisis de lo que funciona y no funciona, por una evaluación de las capacidades instaladas (nunca se comienza de cero) y las heterogéneas realidades territoriales”, advirtió.

Desde la perspectiva del ministro, se insinúa que los problemas en la salud se originan en la administración, cuando para él se originan en la inequidad. Por eso destaca que eliminar las EPS no acabaría con este problema. “Como si eliminar las EPS fuera una solución a los problemas de insostenibilidad financiera, corrupción y desigualdades territoriales”, sostuvo.

Además, comparó a las EPS con el subsistema de salud del magisterio y el de las fuerzas armadas, y dijo que estos últimos tienen grandes dificultades financieras en comparación con el régimen contributivo y que se registran “tres veces más quejas por 1.000 afiliados”, algo que podría pasar con el sistema de salud propuesto por la ministra Corcho.

“La experiencia de Colombia con pagadores únicos públicos ha sido desastrosa. Lo fue con la llamada libre adscripción del Seguro Social en 1996, con los recobros directos del Fosyga por la atención a la población desplazada en 2001 (…) El país recuerda los carteles de la hemofilia, el VIH, enfermos psiquiátricos, etc.”, recalcó Gaviria.

El ministro planteó también que las inequidades se ven por “brechas entre las zonas rurales y las zonas urbanas” en el sistema de salud, pero que por buscar corregir este problema se estaría proponiendo “destruir lo que funciona”, lo cual para él plantea una “estrategia extraña”.

“Pero la reforma propuesta plantea una estrategia extraña: destruir lo que funciona en las ciudades para supuestamente arreglar lo que no funciona en las zonas rurales. En Iugar de tratar de adaptar una estrategia de atención primaria al sistema, la reforma trata de adaptar todo el sistema a una estrategia de atención primaria. Una lógica extraña”, dijo.

Por todo ello, el ministro aseguró que el sistema de salud actual tiene muchas fortalezas “producto de treinta años de innovación y trabajo colectivo”. En ese sentido, dijo que deben conservarse elementos del sistema actual, como la protección financiera de muchos hogares frente a los costos de algunos tratamientos, que son asumidos por el régimen contributivo. En consecuencia, aseveró sobre el sistema de salud que “destruirlo sería un suicidio”.

También cuestionó que no se ha hablado sobre quienes prestarán algunos servicios que hoy están a cargo de las EPS, como la gestión farmacéutica, la atención domiciliaria, la coordinación y entrega de medicamentos, las licencias de maternidad e incapacidades, el control de pacientes crónicos, entre otras cosas.

“Las EPS tienen decenas de miles de personas empleadas para estas tareas. Con la reforma no se sabe quién va a asumirlas. ¿Pasarán los 110.000 empleados de las EPS a ser funcionarios públicos? ¿Quedarán los pacientes a la deriva? No hay respuestas para esas preguntas”, preguntó el ministro.

De otro lado, puso en duda la sostenibilidad fiscal del sistema que plantea Carolina Corcho, pues advirtió que el ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social) no tiene la capacidad para ordenar el gasto, algo que no tiene en cuenta el proyecto de ley de la reforma.

“Sin control del gasto, la quiebra del sistema será inevitable y acelerada (…) En el esquema propuesto, que no define el control de gasto y del recaudo, el impacto fiscal sería enorme. El gasto se multiplicaría y el recaudo podría caer de manera sustancial. Esta contingencia fiscal podría poner en riesgo la sostenibilidad fiscal del país”, dijo Gaviria.

Gaviria reconoció que el sistema de salud necesita una reforma, pero que esta necesita de un diagnóstico claro y, sobre todo, requiere del consenso social y responder a las dudas de todos.

“Pero sin un diagnóstico claro ni una respuesta a las preguntas planteadas la reforma propuesta, puede hacer daño, mucho daño. Lo que iría en contra del principio de siempre para quienes se ocupan de la salud de la gente: ante todo no hacer daño”, concluyó el ministro. Con Infobae

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