viernes, marzo 29, 2024
Internacional

El transporte fluvial europeo colapsa por falta de agua

A pesar que la lluvia rompió este miércoles un periodo con enorme sequía en la mayoría de países europeos, con fuertes tormentas en vastas regiones, en alguna de ellas con advertencia por posibles inundaciones, la falta de agua en los ríos ha puesto en riesgo el transporte fluvial.

Si bien las imágenes del Rin impactan por su nivel tan bajo, no es el único río de Europa afectado fuertemente por las condiciones meteorológicas. La circulación de barcos por el Danubio y el Po se ven limitados por la falta de agua. Pero tambien, para el turismo, imágenes como la búsqueda de los serbios de rescatar un espacio de frescura en el río Sava, hablan de la inusual situación en las vías fluviales.

Además de buscar el agua dulce para calmar temperaturas que hace rozado, pero tambien superado los 40 grados, el faltante genera que los cargueros transportan allí solo el 25% de su carga habitual.

Algunos ríos, como el Danubio o Sena, reservados en parte para actividades turísticas, con pocos barcos para transportar mercaderías, el Rin, por el contrario ha liderado la caída e impedimento de la navegación, repitiendo situaciones de cargueros varados.

Pero no tiene la exclusiva. Se calcula que al menos 100 barcos transportistas aguardan su oportunidad en inmediaciones del puerto de Suline, en el Mar Negro. Sucede tambien en el río Miño, en Lugo, España, con un caudal muy bajo del habitual, 340m³/s. Mientras, en el Tajo, Portugal, alguno de sus puntos pueden ser cruzados a pie. Hasta el Támesis, en Londres, se ha secado en su fuente.

Para navegar con carga sobre el Danubio, el segundo río más largo de Europa, hay que hacerlo con un turno, lo que ha puesto en alerta el transporte de barcos energéticos y graneros. Los que tienen oportunidad deben hacerlo con menos carga. Si habitualmente hay 2 metros de agua bajo el barco, ahora solo hay 40 centímetros.

Según el diario Romania Journal, algunos barcos esperan hasta 64 días en el Mar Negro. En Rumania, el nivel del agua en Tulcea, llegó a 51 cm, mientras que la mínima para una navegación segura es de 57 cm, de acuerdo con el Danube Fairway Information Service Portal. Solo los buques de carga con un calado que no supere los 1,20-1,30 metros pueden circular en ciertas áreas, lo que limita severamente el tránsito en algunos tramos del río.

En los Países Bajos e Italia el río Po presentan situaciones pocas veces vistas. Incluso el Garda, uno de los lagos más grandes de Italia su imagen es totalmente distinta, hasta llegar el punto de desaparecer el ruido de las olas golpeando las orillas. El Támesis tampoco se escapa a este cuadro. La mayoría de los acuíferos británicos están a un nivel muy bajo y este es el que suministra agua a Brighton.

Secos, los buques están trabajando entre un 25% al 30% de su capacidad. Para la gestión territorial de Estrasburgo vías navegables de Francia (VNF), solo 1,05 toneladas de mercancías pasaron por las esclusas de Gambsheim (Alto Rin), frente a más de 1,4 toneladas mensuales que son habituales. El bajo nivel del agua plantea problemas logísticos con la caída del tonelaje de materiales transportados, pero también aumenta los costos del transporte.

Otro de los aspectos ha sido los problemas para el suministro de agua potable. El turismo por recreativo es otro impactado. Todo esto confluye en severos golpes a la ya complicada economia del bloque.

El cuadro de situación esta desafiando a la logística de mercaderías. Las empresas están recurriendo a opciones ferroviarias, como en Francia. El Puerto de Estrasburgo (Bas-Rhin) registró un aumento del 40% en el tráfico ferroviario en julio, indica el diario economico Les Echos. Información que será confirmada con el inicio del otoño, que deberá observar el comportamiento climático, Jean-Marc Thomas, director general de la empresa semipública que gestiona el puerto del Rin, cerca de Colmar y Neuf-Brisach (Haut-Rhin), evalúa que la actividad del puerto podría caer en 2022 por 20 a 25% en comparación con lo proyectado.

Rumanía, seguida de Serbia y Bulgaria, desembolsó 9,5 millones de lei (casi 2 millones de euros) para dragar y lograr el restablecimiento de la navegabilidad del Danubio, intentando esquivar condiciones persistentes de sequía.

El Danubio es vital para transportar granos, aceite y aceites vegetales desde Ucrania, ya fuertemente afectada por la invasión de Rusia, y un comercio marítimo que lentamente intenta restablecerse. También el aprovisionamiento de carbón se demora y las centrales hidroeléctricas dividen su producción debido a los flujos de agua a un tercio de su nivel habitual. Con Infobae

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