martes, abril 23, 2024
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Duque le mostró a Petro la espada de Bolívar que él entregó cuando era del M-19

En la noche del 23 de junio se llevó a cabo uno de los eventos más importantes en medio de la actual coyuntura política del país, el encuentro entre el saliente presidente Iván Duque y su sucesor Gustavo Petro. Aunque los detalles de la reunión entre los dos hombres de diferentes vertientes políticas se manejaron con bastante reserva, algunas anécdotas han quedado registradas en imágenes y hasta las redes sociales de los funcionarios.

La cordialidad que se manejó entre los políticos marcó el hecho que ha sido calificado como “histórico” por algunas personas, pues es la primera vez que un líder de la izquierda llega a la Casa de Nariño como presidente electo y es recibido por un mandatario con un ideal político completamente diferente. Entre los momentos destacados, Petro se refirió a la emblemática espada de Simón Bolívar que reposa en la vivienda presidencial.

“Reunido con el presidente Duque. Me mostró la mítica espada de Bolívar que entregamos. Ahora la cuidaré y haré que el pueblo colombiano la pueda ver y ser su dueño”, señaló en su cuenta oficial de Twitter.

Cabe recordar que dicha espada es importante en la historia del país no solo por lo que Simón Bolívar, ‘el Libertador’, representa para Colombia, sino porque fue un objeto que fue robado por la guerrilla del M-19, a la que perteneció Gustavo Petro, y que fue entregada al Gobierno en 1991, cuando ese grupo armado dejó las armas.

La historia de la espada de Bolívar

En la madrugada del 17 de enero de 1974 el país se estremeció ante el hurto de la emblemática arma con la que el Libertador había conseguido la emancipación de la Gran Colombia de los colonizadores. Por muchos años, la espada había estado resguardada en una urna en el Museo Quinta de Bolívar, en pleno centro de Bogotá, pero desde ese día y durante 17 años no se supo de su paradero.

Fue la guerrilla del M-19 la que ejecutó el robo que ocupó la primera plana de los periódicos más importantes del país, reportando que los alzados en armas habían tomado la espada como acto de rebelión. La guerrilla solo ocupó a cinco de sus hombres para que llevaran a cabo una acción que había sido planeada durante meses.

Lo más interesante de esta historia es que se había anticipado a través de anuncios publicitarios en periódicos tan importantes como El Tiempo. Semanas antes, nadie sabía que en el país se estaba gestando un nuevo grupo guerrillero, pero en los medios de comunicación aparecían avisos publicitarios como: “Decaimiento…falta de memoria?”, “Falta de energía… inactividad?”, “Espere M-19″; se llegó a pensar que era una nueva medicina o producto para el hogar, pero el panfleto que quedó en la urna que antes custodiaba la espada de Bolívar aclaró todo el panorama.

Los vigilantes del museo fueron reducidos y, rápidamente, los guerrilleros rompieron el cristal de la urna, retiraron la espada y dejaron un panfleto en el que se presentaban al país como otro temido grupo armado a enfrentar.

“Su espada rompe las telarañas del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos, a las manos del pueblo en armas. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo. (…) Los que nos llamarán subversivos, apátridas, aventureros, bandoleros. (…) Pero Bolívar no está con ellos – los opresores – sino con los oprimidos”, se leía en el panfleto del M-19.

Ese día, el país no solo conoció al grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril, que inició en 1970 con 30 militantes, como respuesta al presunto fraude electoral que llevó a la presidencia a Misael Pastrana Borrero; sino que más de 200 ciudadanos salieron a las calles con la intención de hacer parte de los alzados en armas.

Durante 17 largos años, el Ejército Nacional estuvo realizando labores de inteligencia con el objetivo de recuperar el arma, pero todavía hoy no se sabe a cabalidad dónde permaneció el arma del Libertador. Sin embargo, lo que se ha conocido a lo largo de los años y luego del desarme del grupo guerrillero es que el arma pasó por la vivienda de varios de sus integrantes.

Su primer paradero, de acuerdo a los pocos registros que existen, fue la casa del poeta León de Greiff. Ahí estuvo varios años hasta que este enfermó, y debieron sacarla a las viviendas de otros intelectuales que mantenían contacto con el M-19.

La escondían en bloques de cemento, en tubos de PVC. Una vez tuvo que ser movida porque capturaron a un militante que conocía su ubicación. Incluso se especuló que fue vendida a Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín. Su hijo Juan Pablo, hoy conocido como Sebastián Marroquín, contó en un libro que un día su padre llegó con una espada y le dijo que había sido de Simón Bolívar.

Así son muchas las historias del recorrido de la espada, hasta que Otty Patiño, uno de los fundadores del M-19 reveló que la sacaron del país.

Tras un proceso de negociación de paz con el presidente Virgilio Barco, el M-19 se desmovilizó en 1990. El 9 de marzo de ese año se realizó la ceremonia de dejación de armas, luego de la firma del acuerdo por parte del principal líder del grupo insurgente, Carlos Pizarro Leongómez, a quien asesinaron solo un mes después del acto.

Un año después, quien quedó dirigiendo el movimiento, Antonio Navarro Wolff confirmó que la espada de Simón Bolívar aún estaba en su poder. Pidieron solo una condición al presidente César Gaviria: entregaban la espada si era guardada en un lugar seguro, porque la guerrilla de las FARC -que tras la desmovilización los consideraban traidores- tenían la intención de robarla.

Finalmente, el 31 de enero de 1991, en una ceremonia en la Quinta de Bolívar de Bogotá, el M-19 devolvió la espada de Simón Bolívar, que fue guardada en el depósito del Banco de la República. Hasta que el pasado 27 de julio de 2020, en medio de la conmemoración de los 237 años del Natalicio de Simón Bolívar, el Presidente de la República, Iván Duque Márquez, pidió que la espada fuera trasladada hasta la Casa de Nariño, donde reposa desde entonces. Con Infobae

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