martes, abril 23, 2024
Internacional

Polonia se enfrenta a la Unión Europea mientras Alemania y Francia intentan evitar un Polexit

Se evitó el choque frontal, pero continúa la tensión entre Polonia y la Unión Europea (UE). Hace tres semanas, la Corte Suprema de Justicia polaca dictaminó que varios artículos de los tratados de la UE son inconstitucionales en su país, una decisión que equivale a una declaración de guerra jurídica contra uno de los pilares fundamentales de la unión como es la primacía del derecho comunitario sobre el nacional. Y esta es apenas la parte por sobre la línea de flotación. Por debajo está el populismo conservador-nacionalista que gobierna en Varsovia y su aversión a la democracia liberal o socialdemócrata de sus socios del norte. Y están en juego los 106.000 millones de los fondos comunitarios destinados a Polonia.

Los líderes de los principales países de la UE, Alemania y Francia, acompañados desde atrás por Italia y España, pidieron cautela ante la situación en la cumbre realizada este jueves y viernes en Bruselas. Aunque el Parlamento Europeo anunció que llevaría a la Comisión Europea a los tribunales por no activar el mecanismo de la condicionalidad de los fondos europeos, por el cual el dinero deja de fluir a los Estados que no cumplen con los valores de la unión. Polonia se quedó con un solo aliado: el húngaro Viktor Orbán.

La reacción, entonces, fue con una de cal y una de arena. Mientras Angela Merkel y Emmanuel Macron intentan que no se tomen medidas apresuradas que podrían profundizar la confrontación con Varsovia, la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, anunció al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de que estaba poniendo en riesgo los 106.000 millones de fondos de cohesión, política agraria común y fondos de recuperación. En Berlín y París se teme que la presión pudiera llevar a Polonia a responder con el bloqueo de decisiones de la UE, así como debilitar el europeísmo polaco. O aún peor, llegar a un Polexit. Y una Polonia fuera de la UE, podría regresar nuevamente a los brazos de Rusia, como en la época de la Unión Soviética.

“El Estado de Derecho es un pilar fundamental de la Unión Europea”, dijo en su intervención Angela Merkel en el que puede ser su último Consejo Europeo, el 107 tras 16 años al frente de Alemania. “Por otro lado, una cascada de disputas legales ante el Tribunal de Justicia de la UE no resuelve el problema de cómo aplicar realmente el Estado de Derecho. Creo, además, que tenemos un problema que debemos tomarnos muy en serio, no es solo un problema entre Polonia y la Unión Europea, también se está debatiendo en otros Estados miembros”.

Durante su réplica, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, insistió en que el conflicto entre su país y la UE “no se trata de los principios del Estado de Derecho, sino de si la UE está sobrepasando su jurisdicción cuando las instituciones europeas cuestionan la independencia del sistema judicial polaco”. La situación deja a Polonia al borde de la ruptura legal con el bloque comunitario. La decisión de la justicia polaca hace volar por los aires uno de los principales fundamentos en los que se apoya la arquitectura jurídica de la unión y del que dependen desde el buen funcionamiento del mercado interior común a la cooperación judicial transfronteriza o la integridad de la normativa comunitaria en todo el territorio de los 27 estados miembros. Y todo es producto de una presentación realizada en marzo por el propio gobierno de Morawiecki y de su partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS). En ella defendía la misma tesis que al final sostuvo el tribunal: que el derecho polaco tiene primacía sobre el europeo.

“Se está poniendo en tela de juicio una serie de principios en los que se funda nuestra Unión, y esto justifica que la Comisión, como guardiana de los tratados, tome cartas en el asunto”, dijo el comisario de Justicia europeo, Didier Reynders. “Llevamos tiempo actuando en este ámbito y de nuevo lo haremos. Esta escalada que se vive con Varsovia ya lleva meses e incluso años”. El Tribunal de Justicia de la UE había dado ya un duro golpe al gobierno de Varsovia cuando falló que “el traslado forzoso de jueces polacos para impedirles dirimir ciertos casos puede vulnerar los principios de la inamovilidad de los jueces y de la independencia judicial”. También cuestionó el sistema de nombramiento de los miembros de las cámaras de apelación del Tribunal Supremo de Polonia y advirtió que en esta situación podría llevar a los magistrados polacos a obviar sus decisiones poniendo el derecho nacional polaco por sobre el comunitario.

Polonia es, junto a Hungría, uno los países cuyo plan de recuperación de la pandemia aún no fue aprobado en Bruselas. En principio, son 36.000 millones de euros entre subvenciones y préstamos que no serán transferidos mientras en Varsovia se insista en sus posiciones nacionalistas y continúen los ataques judiciales contra las minorías como la comunidad LGTB. “Esto es un chantaje”, dijo el premier polaco cuando le dijeron que no le llegaría el dinero.

En los próximos días habrá duras negociaciones. Ya lo acordaron Merkel, Macrón y Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, cuando se reunieron informalmente con Morawiecki en el aeropuerto de Bruselas. Pero nadie quiere profundizar esta confrontación entre europeístas y euroescépticos. Una salida de Polonia de la UE podría derivar en una caída de fichas de dominó de otros países que ven con buenos ojos la salida de Gran Bretaña, más allá de los enormes contratiempos que se viven en Londres. Con Infobae

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