jueves, abril 25, 2024
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El cardenal Becciu defendió su inocencia y negó las acusaciones

El cardenal Angelo Becciu, antiguo alto cargo de la Secretaría de Estado vaticana, ha defendido su “inocencia” y ha negado las acusaciones de malversación y soborno que le imputa la justicia del Vaticano tras la primera audiencia por las irregularidades en la compra de un lujoso apartamento en Londres.

“Estoy sereno y tranquilo. Tengo confianza en que los jueces sabrán ver con claridad los hechos y mi gran esperanza es cierta que reconocerán mi inocencia”, ha declarado a la salida del juicio su abogado, Fabio Viglione.

De este modo, el purpurado a quien el Papa cesó en septiembre de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y le despojó de sus derechos relacionados con el Cardenalato por su supuesta implicación este caso se ha mostrado confiado en que “la aportación de las numerosas pruebas y testimonios” lograrán demostrar “su inocencia de toda acusación”.

En el juicio, que continuará el 5 de octubre, están imputadas otras nueve personas por delitos como malversación, blanqueo, fraude y abuso de poder por la compra irregular de un edificio en Londres, que provocó un agujero de casi 400 millones de euros en las cuentas del Vaticano.

El promotor de Justicia (fiscal vaticano), Gian Piero Milano, empezó su investigación en 2019 y en su informe detectó “graves indicios” de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias.

Por aquel entonces, Becciu era el responsable de esas operaciones, pues ocupaba el cargo de sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, puesto que dejó en 2018 tras ser designado por el papa Francisco prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Es la primera vez que la justicia vaticana encausa a un miembro del colegio cardenalicio, el órgano representante de la alta jerarquía eclesiástica.

Becciu (Pattada, Cerdeña,1948) era hasta el año pasado uno de los hombres más poderosos de la Curia, considerado el “número tres” dentro de los muros leoninos, hasta que en septiembre de 2020 fue defenestrado por Francisco por este caso.

Licenciado en Derecho Canónico, en los Ochenta accedió a la red diplomática de la Santa Sede trabajando en delegaciones de medio mundo, desde Sudán o Nueva Zelanda hasta Reino Unido o Francia.

Su ascenso se consolidó con Juan Pablo II (1978-2005), que le hizo arzobispo, y Benedicto XVI (2005-2013) le puso en 2011 en como sustituto en la poderosa Secretaría de Estado, principal ente de Gobierno del estado.

Francisco le creó cardenal en 2018 y le nombró prefecto para las Causas de los Santos. Un año más tarde, el nombre de aquel nuevo príncipe de la Iglesia acababa salpicado por estas irregularidades.

Francisco por la transparencia

Francisco quiere que la Justicia llegue a todos y en abril firmó un “motu proprio” para acabar con el aforamiento de cardenales y obispos, permitiendo que fueran juzgados en tribunales ordinarios.

Asimismo, en un gesto por la transparencia, el pasado sábado el Vaticano hacía públicas por primera vez las cuentas del organismo de Administración del Patrimonio de la Santa Sede.

El papa ha instado a algunos de sus más estrechos colaborados a someterse a la justicia, como ocurrió con el cardenal George Pell, que volvió a Australia para responder en un juicio por pederastia del que finalmente fue absuelto en abril de 2020.

(Con información de EFE y Europa Press)

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