jueves, abril 25, 2024
Opinión

Volví a la vida

  Roberto Sierra Gutiérrez

En  esta pandemia se registran historias de nuestra cotidianidad, de nuestra gente, que toca nuestras  fibras más sensibles. Uno de esos caso es el del médico pediatra, doctor Roberto Sierra Gutiérrez, quien en medio del dolor de perder a su padre -el muy querido Leandrito Sierra-; tuvo que vivir su propio calvario y tener otro duelo a muerte con el Covid-19. Roberto vivió para contarlo, y esta es su historia:.

 

Luego de más de 40 días hospitalizado, confinado en una cama, fui enterado al final de esos 40 días, que pasé 29 en UCI en estado de coma inducido, lo que significa, para los que no saben, que no me di cuenta de nada de lo que estaba ocurriendo con mi estado de salud, ni mucho menos con lo que sufría mi familia durante todo este tiempo.

Solo unos días antes de que yo entrara a UCI fui testigo de la enfermedad y luego de la muerte de mi mentor profesional, de mi ejemplo de vida, mi papá Leandrito Sierra -el médico del pueblo-; no se imaginan la impotencia que como médico sentí verlo sufrir sin poder hacer mas por él, porque yo también estaba enfermo; este dolor se me incrementó al conocer su fallecimiento y al no poder salir de la clínica para acompañarlo hasta su última morada.

Que soledad tan grande su sepelio, cuando vi las imágenes que me llegaron de La Junta, donde la gente por la lógica precaución del Covid se abstuvo de acompañarlo masivamente. Sé que muchos de los que no asistieron, lo hicieron de corazón, con sus lágrimas, oraciones y pensamientos. Por ello, les quiero agradecer a todos, en nombre de mi familia por la solidaridad expresada a mis hermanos, tanto por la muerte de mi papá, como luego por mi estado delicado de salud.

Después del fallecimiento de mi papá ocurrida el 1 de julio, fui ingresado el 6 de julio a UCI, en donde  desperté definitivamente el pasado 4 de agosto. No creía que ya habían pasado tantos días, pensé inicialmente cuando se me dijo el tiempo transcurrido, que era una broma.

Me cuentan que el día diez de estar en UCI fue muy crítico, estuve muy grave, en donde prácticamente se habían perdido casi todas las esperanzas de vida, pero increíblemente ese mismo día (16 de julio, día de la Virgen del Carmen, patrona de mi pueblo La Junta) también comencé a presentar signos de franca mejoría; por ello, me parece un verdadero milagro del cual daré mi testimonio en su momento; por eso hoy puedo redactar esta nota de agradecimiento y como fiel evidencia de lo ocurrido dirigida a la bondad de Dios, a la Virgen del Carmen por su milagro y a tantas personas que estuvieron pendientes de la evolución de mi estado de salud.

Debo y puedo confesar que, se ha hecho en mí un milagro.

Naturalmente que tengo que dar mis agradecimientos muy especiales a mis colegas médicos de la clínica Cardiovascular en Valledupar, por su profesionalismo, ética y sabiduría en lograr que yo volviera sano y salvo a disfrutar de nuevo la vida. A las enfermeras también debo manifestarles mi agradecimiento por el trato que me dieron, que aún cuando estaba inconsciente, al ver mi cuerpo hoy, sé que me trataron con mucho respeto y delicadeza.

Tengo que dar las gracias a mis hermanos por todo lo que hicieron por mi, a mis cuñadas (o), a toda mi familia en general, a mis tíos, primos, amigos, colegas; a todos mis compañeros de trabajo en el Hospital San Rafael y la Clínica Someda en San Juan del César, donde laboro, a todos aquellos que dirigieron una mirada al cielo implorando por mi salud; a todos, les agradezco mucho, sus oraciones me devolvieron a esta nueva oportunidad que Dios me ha dado; tendré ahora, más adelante, el momento de agradecerles efusivamente a cada uno de ustedes.

Ya casi salgo de la clínica y me voy a casa a comenzar la rehabilitación física, ya que tantos días me dejaron bastante débil.

Un fuerte abrazo; y agradecido con el señor, les manifiesto nuevamente: !volvi¡

 

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