sábado, abril 20, 2024
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Por primera vez los vallenatos no le verán la cara al Santo Ecce Homo

 

Atrás quedó el Lunes Santo lleno de fervor y devoción por ir a tocar el Santo Ecce Homo en la iglesia de Valledupar. Esta vez la Misa Mayor y el concurrido encuentro con su pueblo, en la Plaza Alfonso López, quedarán en silencio a causa de las restricciones que vive el país por la pandemia del coronavirus, que impiden las aglomeraciones de personas en espacios públicos.

Su veneración se hará con la iglesia cerrada, pero el corazón abierto para recibir la bendición, pues este año sus devotos lo honrarán desde sus hogares afianzando la unión familiar y demostrando fe a esta imagen que recuerda  ‘he aquí el Hombre’, aquel que dio la vida por su prójimo.

Leyenda, fe y creencias, así se caracteriza este importante día, que aunque las circunstancias vividas por la emergencia sanitaria, no permiten vivir las grandes eucaristías y el reencuentro del Santo con su pueblo en la Plaza Alfonso López, sus fieles lo recibirán en sus hogares a través de las misas virtuales. Esta vez el patrono bendice casa a casa, para llenar  de esperanzas a su pueblo que hoy pide piedad y misericordia.

Atrás quedan hoy las grandes ceremonias eucarísticas especiales, la procesión que recibe a propios y visitantes; pero quedan intactas las creencias y la devoción de un pueblo cristiano que hoy le pide al Santo Ecce Homo interceda en esta situación tan difícil para la humanidad.

Anualmente, de todas las regiones del país llegaban los devotos del Ecce Homo a orar, pagar promesas,  traerle a sus pies las medallitas conocidas como ‘milagros’ o pasar sus pañuelos por la sagrada imagen y participar de las eucaristías y la procesión, donde se dan cita los devotos para demostrar  su agradecimiento por los favores recibidos.

Esta vez se vivirá desde la sala, la habitación, la terraza o cualquier rincón de los hogares vallenatos, desde donde sus fieles podrán hacer sus peticiones reforzando además una iglesia doméstica, que vive con espiritualidad el gozo de un Dios por la misericordia de todos, dijo el padre Iver de La Cruz, párroco de la catedral del Santo Ecce Homo.

La Eucaristía Mayor se realizará a las 10:00 a.m y a las 4:00 p.m se. Ambas serán transmitidas por las redes sociales a través de las cuentas: @padredoriamrocha (Instagram), padredoriamrocha por el canal de YouTube y parroquiainmaculadaconcepción en Facebook. También por Radio Guatapurí, Canal 12 y Telecaribe, informó el padre Doriam Rocha, párroco de la iglesia Inmaculada Concepción en Valledupar.

“Será un gran día dedicado al Santo Ecce Homo, este año nadie visita a su patrono, él irá a cada casa, a cada hogar a cumplir sus milagros. El reencuentro en la Plaza Alfonso López se cambia por el recibimiento del Santo Ecce Homo por cada familia vallenata”, afirmó el párroco.

ES LA PRIMERA VEZ

Robinson Jiménez, presidente de la Hermandad de Jesús de Nazareno de Valledupar, manifestó que la situación que se está viviendo ha causado tristeza, pero a la vez deja una gran enseñanza al ser humano, al cristiano para darse cuenta la falta que hace ir a la iglesia, a venerar la sagrada imagen del Santo Ecce Homo.

“Es la primera vez en tantos años, que nuestro patrono no sale en sus fiestas patronales, pero siempre ha estado en la iglesia a la vista de todos, desde donde hace sus milagros y mira con misericordia, a cada uno de los fieles que lo adoran y creen en él por ser el más milagroso”, dijo Jiménez, quien esta vez guardará toda su indumentaria, pero vivirá desde la espiritualidad la bondad milagrosa de su patrono.

Recalcó que los fieles devotos donde estén, lo adorarán porque la fe hace milagros y mueve montañas. “Nos acostumbramos a verlo, con la hermandad de Jesús de Nazareno y los Caballeros del Ecce Homo en la Plaza Alfonso López, donde todo el pueblo vallenato, y de otras regiones del país, venían a su reencuentro”.

Esto es de Dios, lo mandó la naturaleza, no es una decisión de los padres y los obispos, es la voluntad de creador que llama a vivir una Semana Santa en los hogares, de recogimiento espiritual y amor.

Es hora de dejar el odio, de amar y ser amado, perdonar y ser perdonar; son enseñanzas de la vida, dijo Jiménez, quien durante 46 años ha participado en esta fiesta religiosa que forma parte del arraigo de los vallenatos.

‘HE AQUÍ EL HOMBRE’

‘Ecce Homo’, significar ‘he aquí el Hombre’, cuando presentó a Jesucristo ante el pueblo judío en el juicio que finalmente terminó en su crucifixión y muerte.
La veneración viene de hace muchos años cuando un hombre  negro de oficio ebanista, llegó procedente de otras tierras para elaborar una imagen para la Iglesia que por aquel entonces no tenía una imagen representativa.

Dicho hombre solicitó un cuarto y provisión de agua y pan por un par de días mientras procedía a la elaboración de la imagen; pasado el tiempo, la gente se preocupó porque aquel hombre no daba señales de vida, quisieron averiguar sobre su estado, pero la puerta estaba trancada; fue entonces cuando un grupo de hombres  violentó la puerta y sólo encontraron la imagen que hoy el mundo conoce como Ecce Homo.  El ebanista no dejó rastro alguno; la ración de alimentos que había pedido también permanecía intacta en el lugar.

De esta manera nació la leyenda del Santo Milagroso de Valledupar, que según las creencias, suda y este sudor es secado con paños por los devotos, que después los utilizan para curar enfermedades.

De acuerdo a lo que ha explicado el historiador Tomás Darío Gutiérrez, probablemente la imagen está en Valledupar desde 1553, fecha desde la cual es venerada por cientos de personas de la ciudad y de otras regiones apartadas, que llegan cada Lunes Santo a pagar sus “mandas” por los favores recibidos.

Las creencias en torno a la significación del Santo Ecce  Homo, han llevado a muchos a afirmar que en algunos momentos, la imagen que veneran se molesta, se disgusta y pesa tanto, que ni un grueso número de fuertes hombres puede sacarla a la procesión.

El año pasado el presidente de la República, Iván Duque, asistió a la Misa Mayor en honor al Santo Ecce Homo en Valledupar. En la iglesia Inmaculada Concepción se arrodilló sobre el altar y durante unos minutos permaneció en silencio, orando y al final se levantó haciendo la señal de bendición sobre su rostro.

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