jueves, abril 25, 2024
Variedades

El dramático caso de dos enfermeras positivo de Covid 19 que se quitaron la vida, porque no querían infectar a nadie

El calvario que se vive en Italia no es menor, cientos de personas han contraído el coronavirus y muchas de ellas han muerto.

Pero pocos ven hacia el traumático momento que viven los encargados de la salud, poco se muestra de su desesperación, su estrés y el dolor por el que están cruzando. La historia de Daniela Trezzi, una enfermera de de 34 años es un ejemplo de ello.

La enfermera en la terapia intensiva del hospital de Monza en los últimos días se encontraba estresada, había quedado contagiada por el virus, temía haber contagiado a otros.

Agotada por el trabajo, el espectáculo funesto de muerte y sufrimiento a su alrededor la llevaron al suicidio.

“Demasiado alto el precio que estamos pagando. Ya hubo otros suicidios”. Daniela vivía sola y queda una foto con la mascarilla, dos ojos bellos y vivaces. “No la olvidaremos nunca”, dicen sus compañeros.

Daniela, elevada a símbolo del sacrificio y la solidaridad porque vivía obsesivamente para salvar a los pacientes, eleva al martirio la muerte o el contagio de casi 5.700 médicos y personal sanitario en los hospitales donde se combate en primera línea el coronavirus.

EL DRAMA QUE VIVEN LOS MÉDICOS Y ENFERMERAS

Son hasta este miércoles 25 de marzo los médicos que han perdido la vida son varios. Los dos últimos son Rosario Lupo, de Bérgamo y Giuseppe Fasoli, médico jubilado que se había presentado voluntario en Brescia, donde la necesidad de profesionales es desesperante.

Los hospitales de la primera línea en la lucha contra la pestilencia son escenarios de luchas heroicas, pero también focos de nuevos brotes del corona virus. “Algo no funciona”, dijo el profesor Massimo Galli, primario de enfermedades infecciosas del hospital Sacco de Milán, uno de los expertos más escuchados.

ENFERMERA SE ARROJA AL MAR

El estrés nervioso, el agotamiento y el dolor por la tragedia de los enfermos que veía todo el día todos los días, se combinaron también para que la enfermera Silvia Luchetta, 49 años, del hospital de Jesolo, en el Veneto, pusiera punto final y se arrojara al mar.

Silvia era una de las más activas en la relación con los pacientes. Las enfermeras se comunican en terapia intensiva con los pacientes entubados mostrándoles carteles. “Estas bien?” “Llamó tu hijo” “Estás mejor, te mandamos a otro sector”. En la sala ahora huérfana de la enfermera Luchetta han quedado los carteles con los que trataba de levantar el ánimo de sus amigos, los enfermos. No se atreven a contarles lo que pasó a pacientes que están al borde de la muerte, prefieren decirles que Silvia fue transferida.

Soy Carmín

 

 

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