miércoles, abril 24, 2024
Opinión

El reto de Augusto Daniel

Por: José Gregorio Guerrero Ramírez

Cuando leí el primer twitter de “Tuto” como alcalde de Valledupar (fue al filo de las diez de la noche del día del debate final) me llamó poderosamente la atención dos cosas: primero su confianza pétrea en Dios, su agradecimiento de alma con ÉL; y la segunda la confianza que pidió depositarán en él como alcalde. Entonces pensé, y me dije: “encuentra un municipio desmantelado de administraciones pasadas, electores resentidos, una ciudad insegura en definitiva un paisaje sociopolítico desolador; no creo haga mucho con una ley 550 de aperitivo” pero recordé una frase que escribió Collen McCullough en su prólogo del Pájaro espino “pues lo mejor sólo se compra con grandes dolores…Al menos eso dice la leyenda” refiriéndose al canto de un pájaro que en la peor de las adversidades solo mira para el cielo y envuelve su llanto en el de la alondra o un colibrí.

Sus primeros días reflejaba la cara de un soñador afanado en hacer lo que muchos habían dejado de hacer; él era consiente que Valledupar más que mandatario necesitaba un doliente; y es entonces cuando inicia la subida a la escarpada con los pies descalzos; organizó lo social “La Familia Es Lo Primero” y se desencadenó en Valledupar el siguiente comentario “el ‘pelao’ arrancó bien” recibí una llamada de Ciénega Magdalena y me dijeron “ese alcalde de tu tierra dicen que ni duerme trabajando, que su equipo de trabajo los tiene tomando gasolina de avión” no era cuento de Aníbal Zúñiga, el alcalde se había convertido en un ser incansable; trabajo más cero alcohol más fe pétrea te da como resultado lo que hoy estamos viendo, una Valledupar con cara de ciudad ensoñadora, una ciudad que es destino turístico apetecida, una ciudad con vías erguidas y elegantes como sus mujeres, me refiero a 25 kilómetros de buen pavimento en más de 60 barrios, incluyendo la operación de tapahuecos, señalización de la ciudad; que decir de la plaza de Patillal una obra a todo dar, lo más gratificante ver un pueblo feliz; el acueducto regional del norte para cuatro corregimientos como son Alto de la vuelta, Las Raíces, Guacoche y guacochito (el agua es vida y desarrollo) y seguimos enumerando obras; la vía Sabana Crespo, la placas huellas en diferentes corregimientos; el tema educación ha sido fundamental 33 colegios intervenidos. La revolución de las obras. Eso necesitaba Valledupar el cuidado de un buen hijo. Algo record nunca antes visto la Avenida Fundación y la ampliación de su glorieta, La avenida tan prometida por muchos la de los 450 años donde el municipio aportó el 100% de las redes húmedas, la avenida 27; y el inicio de la vía a La Mesa pronto inician trabajo frente al batallón La Popa. Un tema rudo fue el de los servicios públicos, un tema que apenas despega (no se les olviden amigos lectores que Emdupar fue la caja menor de muchos, y hoy apenas se recupera del cáncer que padecía) parques para generar escenarios propicios para disminuir la drogadicción e incrementar el deporte competitivo y recreacional. Lo más hermoso a mi juicio el valor que dio a nuestra música vallenata, y entendió que tenemos más historias que música, y que también tenemos más futuro que pasado; y remató con un mensaje macondiano cuando recordó a los padres vallenatos que Martin Moreno no debía morir “porque saca lo malo y mete lo bueno”; fue en este punto donde intuí que teníamos un alcalde del pueblo y el mejor junto a Aníbal Martínez Zuleta y a Rodolfo Campo Soto.

Es en este punto donde surgen las criticas sin propuestas, que no es más que destruir sin compasión. Cómo no reconocer las siguientes obras, por ejemplo,

Fue creación suya con las manos de John Peñalosa el hacer realidad unas de las esculturas más visitadas del país, la glorieta más famosa de Colombia, la de los juglares; cambiar la cara de nuestro rio; la escuela de música en el parque Los Algarrobillos, la remodelación de una Casa de La cultura casi en el suelo; y el apadrinamiento de Carlos Vives y su mega obra El Parque de la provincia; sin olvidar el Mega parque Panamá; todo ese abanico de obras realizadas atrajo la mirada del presidente Iván Duque para declarar a Valledupar territorio naranja, que hermoso es darle el valor y el respeto a la propiedad intelectual; ya se dio el punto de partida. Hoy somos una ciudad resiliente. Para nombrar otras obras: la transformación del terminal de transporte, la Plaza Alfonso López, que desde el aire parece una mochila con un hermoso tejido; las avenidas que desembotellan la ciudad, el festival ornitológico (el festival de los pájaros) en fin… el que pida más que le piquen caña. Si querían obra pues ahí las tienen; ha se me olvidaba la escultura del rostro hermoso de Leandro y sus ojos del alma. Y les confieso algo ¡Valledupar está de moda! Felicitaciones alcalde, usted quedará plasmado en la mente de los vallenatos. Si nos unimos hacemos más. Para culminar quiero escribir una frase de Rick Yancey un gringo enamorado de las letras vivas que una mañana que observó detenidamente en lontananza desde su habitación a Miami y concluyó: “Las ciudades son algo más de sus infraestructuras. Ellas transcienden los ladrillos y la argamasa, el cemento y el acero. Son las vasijas en las que se vierte el conocimiento humano” nosotros somos más de lo que creemos ser, ayudemos a construir.

Un comentario en «El reto de Augusto Daniel»

  • Simplemente Valledupar encontró doliente, un alcalde empoderado, un alcalde que quiere y se preocupa por su municipio

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