jueves, marzo 28, 2024
Opinión

¡Señor alcalde, preste atención!

Por: Camilo A. Pinto Morón
@camilopintom
Gabriela Egurrola, Carlos García, Santiago Ortega, Juan David Ruiz, Carolina Martínez, Sergio Viñas y Laurent Lowbrain, son los artistas que conforman el colectivo artístico ‘Somos Once’. Este grupo de jóvenes ha ido ganándose un espacio en el corazón de los vallenatos pese a los múltiples inconvenientes que se les han presentado en el camino. Si usted ha pasado por las inmediaciones del centro histórico de Valledupar, en especial por los barrios La Guajira y el Cañahuate, ha observado unos hermosos murales llenos de colores, poesía y mucho realismo mágico, son ellos sus autores, de eso se han encargado en los últimos meses, de hacer su aporte a la recuperación del centro histórico de Valledupar, de darle vida, de sacarlo del olvido. Sus herramientas han sido ‘La casita de manualidades’, ‘El cachalandrán amarillo’, ‘Carlos Romero y el buey mariposo’ y ‘Cayenas y colibríes’, algunos de los murales que han plasmado en las paredes del viejo Valle de Upar.

‘Somos Once’, además de su amor por el diseño, la pintura y el arte en general, nació por la preocupación que habita en estos muchachos en cuanto al deterioro del centro histórico y lo poco que ha hecho la dirigencia local por su salvaguarda.

Hoy el colectivo artístico afronta una lamentable situación. Vándalos se han empecinado en dañar algunas de sus obras, rayándolas y echando a perder un proyecto lleno de largas horas de trabajo, amor y un gran sentido de pertenencia. Han sido emparchados con mensajes como: “No más corruptuto” y “Concejales corruptos”, lo cual no demuestra otra cosa  que estos delincuentes creen que estas obras las ha hecho la administración municipal, y que de seguro como muestra de inconformismo, que no es la manera para demostrarlo, han emprendido una ofensiva en contra de los murales. Son estos, aparte de la ciudadanía, quienes han terminado pagando los platos rotos del mal administrar municipal, una pena total.

En muchas ocasiones el colectivo ha manifestado por varios medios que son un grupo independiente y que sus obras no cuentan con el auspicio de la administración, pero esto ha sido en vano, hasta el propio alcalde se ha aprovechado, sin su consentimiento, del arte de este grupo para promocionar actividades adelantadas por la administración municipal. Qué falta de respeto, para apoyar no, pero para sacarle el jugo al gran quehacer de estos artistas sí, qué triste.

El sector cultura en Valledupar, desde lo público, ha recibido muy poca, para no decir que ninguna, atención y apoyo. Hace poco se llevó acabo allí en el centro histórico el ‘Festival de la quinta’, un derroche de música, cultura, gastronomía, artesanías, fotografía y teatro. La administración municipal, en cabeza del alcalde Augusto Ramírez Uhía, asediado por el inconformidad de los vallenatos, decidió, a última hora, hacer un aporte económico al evento, lo cual es muestra que actuó por ocasión y no por convicción, sin embargo, según comentarios, pretendía dar el discurso de apertura y posar de adalid cultural. Menos mal no fue así, no era sano ni justo que el evento estuviera untado de política, sin embargo, las fotos no faltaron.

Ojalá que con la llegada, después del paso fugaz del profesor Atuesta, del abogado Tomas Darío Gutiérrez a la oficina de cultura, esta tome un nuevo aire, uno cultural de verdad. Es hora que se le dé una apertura a esta sectorial como todo el pueblo vallenato se lo merece, no sólo en el centro histórico sino en todo el municipio. Hay que sacudirnos de ese estigma que Valledupar sólo es Festival Vallenato y whisky, no, también es teatro, pintura, gastronomía, bares culturales, poesía, cine, investigación y academia. Desde allí se puede construir ciudad, hay que entenderlo.

Esperemos que no sigan acabando con los murales hechos por el colectivo artístico ‘Somos Once’. Hay que decir que en ellos no reposa ningún tipo de resentimiento y que están prestos a seguir contribuyendo con la causa, sólo esperan que haya más compromiso, respeto y valor por la cultura. El gobierno municipal no puede seguir siendo indiferente ante esta inocultable realidad. ¡Señor alcalde, preste atención!

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