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Actualidad

Tres años del Gobierno dejan más de 40.000 asesinatos; violencia homicida ha repuntado pese a la ‘Paz Total’

Los tres años tanscurridos del gobierno del presidente Gustavo Petro dejan 40.663 asesinatos en el país, 2.862 más frente al trienio de Iván Duque que equivalen a un 7,59 %, según un informe del Centro de Paz y Seguridad de la Universidad Externado de Colombia, presidido por Andrés González, que alerta sobre un deterioro sostenido de la seguridad y una tendencia contraria a los anuncios de desescalamiento hechos por la administración actual.

La preocupación por la violencia se ha instalado en la agenda pública en la antesala de un nuevo año electoral. De acuerdo con la última encuesta Invamer Poll, el 61.5% de las personas cree que Colombia está muy cerca de volver a la violencia vivida en el pasado. El aumento de combates entre grupos armados, episodios de violencia extrema y ataques contra civiles y miembros de la Fuerza Pública intensifica el debate.

El informe del Centro de Paz evidencia que la violencia homicida no descendió bajo la bandera de la ‘Paz Total’. Por el contrario, el número de asesinatos supera los 37.795 registrados en el mismo periodo del gobierno de Duque y los 36.646 del segundo mandato de Juan Manuel Santos. Según el análisis, el promedio anual de homicidios en el gobierno Petro asciende a 13.554 casos, frente a 12.598 en Duque y 12.215 en Santos.

El documento también destaca que entre agosto de 2024 y agosto de 2025 se observó el momento más crítico del periodo, con 13.817 homicidios en un solo año, equivalente a un asesinato cada 39 minutos, la cifra más alta desde 2014. Los investigadores describen este comportamiento como una “meseta prolongada”, alejada del “quiebre notorio” que se esperaba con la implementación de la nueva política de paz.

La serie histórica analizada entre 2010 y 2024 confirma este estancamiento. Un análisis de las últimas décadas muestra que la reducción de homicidios es lenta, de 0.2 puntos por año. Las proyecciones del informe indican que, de mantenerse esta tendencia sin ningún cambio estructural, el país solo alcanzaría una tasa de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes hacia la década de 2080, un horizonte que evidencia la profundidad del problema pues en los siguientes 20 años habría otros 250.000 muertos y, lo más grave, la mitad de ellos, serían jóvenes.

Aunque el gobierno insiste en que el conflicto nacional está desescalando, las cifras apuntan hacia otro escenario: la violencia homicida se mantiene en niveles altos y crecientes en ciertas regiones del territorio nacional. La alta intensidad de la violencia responde a dinámicas locales específicas que exigen intervenciones diferenciadas y focalizadas. Así las cosas, según sugiere el informe, promesa de la ‘Paz Total’ enfrenta un desafío estructural que requiere acciones contundentes para evitar que esta tendencia continúe arraigándose en los territorios.

La Región Caribe lidera el aumento de homicidios

El mapa de homicidios en Colombia durante los primeros tres años del gobierno Petro muestra una reconfiguración territorial profunda, caracterizada por incrementos severos en la Costa Caribe y en el Nororiente, mientras otros territorios como Antioquia o Nariño registran descensos sustanciales.

Los departamentos que más aumentaron durante el trienio Petro en comparación con Duque fueron 19. Seis concentraron el mayor impacto:

Bolívar: +870 homicidios (+72,7 %)
Magdalena: +811 (+95 %)
Atlántico: +803 (+48,7 %)
Santander: +530 (+63 %)
Cesar: +425 (+63,3 %)
Huila: +312 (+40,1 %)
En ellos se observan enfrentamientos entre los grupos armados ilegales como el Clan del Golfo (AGC), disidencias de las extintas FARC, ELN, bandas urbanas, entre muchos otros. Así como combates de estos grupos con la fuerza pública. Las rentas ilícitas costeras, froterizas, mineras y de narcotráfico aparecen como motores centrales de las disputas en un entorno de vulnerabilidad socioeconómica de las víctimas y ausencia y debilidad del Estado.

Por su parte, 13 departamentos mostraron caídas. Los casos más relevantes:

Antioquia: ?1.407 asesinatos (?21,3 %)
Nariño: ?508 (?29,6 %)
Córdoba: ?230 (?21,7 %)
Estas reducciones reflejan esfuerzos institucionales focalizados, pero también desplazamiento del crimen hacia territorios vecinos. Investigaciones más profundas habrán de establecer las circunstancias que explican estos importantes decrecimientos.

Asimismo, la región Caribe pasó de registrar 6.512 homicidios en el trienio Duque a 9.382 en el trienio Petro, un salto de 2.870 asesinatos adicionales, que explica buena parte del aumento nacional.

Atlántico alcanzó su tasa más alta en una década (32,8).
Bolívar pasó a categoría de violencia alta por primera vez en 12 años.
Magdalena registró su tasa máxima en diez años (36,6).
La presencia de estructuras como los Pachenca, Clan del Golfo, “Costeños”, Tren de Aragua y redes transnacionales incrementó la disputa territorial en corredores estratégicos desde Cartagena hasta Santa Marta.

Catatumbo en alerta roja

Norte de Santander aumentó en 141 homicidios comparado con Duque, con un repunte del 33,8 % solo en 2024–2025. El inicio de choques entre ELN y disidencias, así como agresiones a liderazgos sociales y firmantes de paz, elevó el riesgo humanitario en Tibú, Ocaña, El Tarra y Cúcuta.

El informe muestra, además, que el Caribe y el Nororiente se convirtieron en núcleos de crecimiento acelerado, mientras otras regiones lograron contener la letalidad. La heterogeneidad territorial exige respuestas diferenciadas.

La radiografía de la capital

El informe revela que la Región Centro Oriente registró un aumento agregado de homicidios al pasar de 4.764 a 5.194 casos, lo que representa 430 muertes adicionales y una variación regional del +9,03 % entre los dos trienios analizados.

Según los investigadores, este repunte está impulsado principalmente por Bogotá D.C., que se mantiene como el epicentro crítico de la región. La capital pasó de 3.198 a 3.427 homicidios durante el trienio Petro, lo que representa un incremento de 229 casos (+7,16 %), cifra que por sí sola explica más de la mitad del aumento total regional. En segundo lugar aparece Cundinamarca, que reportó 139 homicidios más (de 1.111 a 1.250, equivalente a +12,51 %). Boyacá, aunque con volúmenes más bajos, mostró el crecimiento proporcional más alto: pasó de 247 a 289 homicidios (+17 %), convirtiéndose en el departamento con la mayor variación relativa.

El análisis del Centro de Paz y Seguridad Externadista también evidencia que, solo en el último año (2024), Bogotá experimentó un incremento del 14,8 %, equivalente a 162 homicidios adicionales frente al año anterior. Este repunte confirma una tendencia ascendente en los niveles de violencia letal en la ciudad, asociada a dinámicas urbanas complejas como disputas entre estructuras del crimen organizado, conflictos derivados del microtráfico y un deterioro en las condiciones de convivencia y control en zonas periféricas.

Aunque la capital no alcanza los niveles de las ciudades con las tasas más altas, el comportamiento reciente indica que Bogotá atraviesa un proceso de deterioro progresivo en materia de homicidios, después de varios años de reducciones sostenidas. Las dinámicas actuales de violencia urbana subrayan la necesidad de estrategias integrales de seguridad ciudadana y medidas de prevención focalizadas.

Tibú: la zona roja de la violencia en Colombia

Si un municipio ilustra la gravedad del deterioro territorial en el país durante los últimos tres años, ese es Tibú, en Norte de Santander. Allí, los homicidios pasaron de 29 en 2024 a 129 en lo corrido de 2025, según el análisis del Centro de Paz. La tasa resultante —187,5 homicidios por cada 100.000 habitantes— es una de las más altas del país y se ubica en categoría de violencia extrema.

Este recrudecimiento está directamente asociado a la confrontación entre el ELN, las disidencias de las extintas FARC y estructuras vinculadas a economías ilícitas que compiten por rutas, pasos fronterizos y control social. Las Alertas Tempranas 021 y 026 de la Defensoría del Pueblo ya habían documentado desplazamientos masivos, confinamientos, desapariciones y homicidios selectivos en el Catatumbo.

El aumento de la violencia en este municipio también provocó un efecto de arrastre hacia la capital departamental. Cúcuta sumó 125 homicidios adicionales en los primeros tres años del gobierno Petro, vinculados a la expansión de bandas urbanas aliadas a estructuras rurales y a disputas por microtráfico y extorsión.

Otras zonas identificadas

Cerca de la tercera parte de los homicidios del país se genera en las grandes ciudades y se evidencia una tendencia al aumento. El informe registra un aumento significativo en las ciudades de Cartagena, Valledupar, Santa Marta, Cartagena, Barranquilla, Soledad, Cúcuta, Villavicencio y Bogotá. A su vez, se nota un decrecimiento significativo en Cali, Medellín, Montería y Bello.

De análoga manera, también se registra un aumento significativo en varias ciudades intermedias como: Santander de Quilichao, Quibdó, Pereira, Ciénaga Barrancabermeja y Cartago. Al mismo tiempo se registran disminuciones relevantes en Tumaco y Buenaventura.

En los pequeños municipios se localizan las más altas tasas de intensidad de la violencia como en las décadas anteriores. Las tasas llegan hasta seis veces el promedio nacional. Se destacan nuevos focos de alta intensidad de homicidios por 100 hab. como Tame (163), Puerto Tejada (157), Candelaria, Corinto, entre muchos otros.

Los focos oscilan entre el bajo Cauca Antioqueño, el Caribe rural y el Piedemonte llanero de Arauca y Putumayo. En esta categoría de municipios, la tasa de homicidios es significativamente alta en la zona bananera del Magdalena, en Caucasia, Antioquia y en Tibú.

En varios casos, los aumentos responden a la llegada o reacomodamiento de estructuras armadas que buscan dominar corredores estratégicos —mineros, cocaleros, fronterizos o portuarios— más que a deterioros generalizados de seguridad.

El análisis municipal revela que el incremento nacional de homicidios está impulsado por ciertos territorios críticos donde confluyen disputas armadas, violencia urbana reorganizada y economías ilícitas en expansión. No obstante, la situación es diversa en el ámbito territorial, 300 municipios registran cero homicidios en los últimos tres años, especialmente en el departamento de Boyacá y Cundinamarca. Con RSF

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