Vacíos en el control a cirugías estéticas reavivan alerta por falsos especialistas en Colombia

El debate sobre la seguridad en los procedimientos estéticos volvió a adquirir notoriedad tras las advertencias de Laura Beltrán, periodista y activista por la práctica responsable de cirugías plásticas, cuyo caso fue reseñado por BLU Radio.
Su nombre se hizo visible desde que investigó a profesionales que ofrecían servicios quirúrgicos con títulos no homologados o convalidaciones que no correspondían a la formación requerida para ejercer como cirujanos plásticos, estéticos y reconstructivos en Colombia.
Beltrán relató que su labor comenzó hace una década, luego de experimentar complicaciones posteriores a una intervención de reducción mamaria.
La revisión de los soportes académicos de su entonces médico la llevó a identificar inconsistencias en certificados y cursos realizados en el exterior.
Esa indagación permitió comprender que existía un grupo de profesionales que presentaba capacitaciones cortas, algunas de pocos días, como si fueran especializaciones completas en cirugía plástica.
A partir de ese hallazgo, la periodista compiló un listado de 42 médicos que, según afirmó, utilizaban denominaciones no reconocidas en el país. El documento derivó en procesos judiciales que avanzaron en diferentes direcciones: varios fueron condenados en instancias iniciales y otros recobraron su nombre tras decisiones recientes que aplicaron el criterio de duda razonable. El caso generó una discusión nacional sobre la confiabilidad de la información disponible para los pacientes.
En su conversación con BLU Radio, Beltrán enfatizó que en Colombia solo existe como especialidad válida la de cirujano plástico, estético y reconstructivo. Indicó que expresiones como “cirujano estético” o “cirujano cosmético” no hacen parte de la clasificación oficial de profesiones en salud.
La cirugía estética, explicó, constituye apenas un componente de la formación integral del cirujano plástico, y no un campo autónomo que pueda presentarse como especialización independiente.
Para quienes buscan someterse a un procedimiento, la activista insistió en una verificación rigurosa de la información profesional. Recomendó consultar el ReTHUS, el Registro Nacional de Talento Humano en Salud, donde deben figurar las especialidades reconocidas.
Según señaló, cualquier profesional habilitado debe entregar su número de cédula para facilitar la consulta, y agregó de manera categórica: “Si su médico no da la cédula, dude”, pues la negativa puede indicar una irregularidad.
Además de revisar el ReTHUS, sugirió acudir a médicos de confianza para obtener referencias, indagar por experiencias directas de pacientes y evitar decisiones basadas exclusivamente en promociones difundidas en redes sociales.
Muchos testimonios que le llegan, señaló, provienen de personas que eligieron a sus cirujanos por anuncios llamativos en plataformas digitales, sin una verificación previa de su idoneidad.
En cuanto al papel del Estado, Beltrán afirmó que durante la última década no se han concretado avances significativos en regulación. Comentó que cinco iniciativas legislativas orientadas a regular la cirugía estética han sido archivadas en el Congreso, pese a que Colombia ocupa un lugar destacado entre los países con mayor número de procedimientos estéticos.
La falta de un marco normativo, dijo, deja una amplia responsabilidad en manos de los pacientes.
En ese escenario, la periodista sostuvo que las personas interesadas en una intervención dependen en gran medida de la información que logren reunir y del análisis que realicen sobre la trayectoria de quienes ofrecen los servicios. Recalcó que el cumplimiento de los requisitos legales exige una formación quirúrgica completa, sometida a procesos de vigilancia y control propios del sistema de salud colombiano.
Beltrán también expuso las circunstancias que la llevaron a salir del país. Relató que, tras la publicación de su investigación, enfrentó situaciones de acoso, amenazas y seguimientos que alteraron su vida cotidiana.
Desde el lugar donde reside actualmente, afirmó que su intención es que otros liderazgos continúen el trabajo orientado a que los pacientes cuenten con información clara y accesible.
“La industria es poderosa, toca intereses económicos muy grandes. Ojalá alguien más tome este liderazgo para que no se sigan perdiendo vidas por falta de regulación”, expresó en ese medio de comunicación. Con Infobae

