Lo que la industria de los ‘light’ no quiere que sepas sobre sus productos
Un estudio reciente advierte que el consumo regular de edulcorantes artificiales y bajos en calorías podría estar asociado con un deterioro acelerado de la memoria y otras funciones cognitivas.
La investigación, basada en el análisis de más de 12.000 adultos con una edad promedio de 52 años, en Brasil, reveló que quienes consumían mayores cantidades de estos aditivos presentaban un declive más pronunciado en fluidez verbal, memoria y capacidad cognitiva general durante un período de seguimiento de ocho años.
Los participantes se dividieron en tres grupos de consumo. El grupo con la ingesta más baja promedió 20 miligramos al día, mientras que el grupo con la ingesta más alta promedió 191 miligramos al día. Mediante cuestionarios dietéticos detallados, se estimó la ingesta de siete edulcorantes diferentes: aspartamo, sacarina, acesulfamo de potasio, eritritol, xilitol, sorbitol y tagatosa.
Envejecimiento cerebral
Los resultados mostraron que el grupo con un consumo más alto —equivalente al contenido de aspartamo de una lata diaria de refresco ‘light’— experimentó un deterioro cognitivo global de un 62 % más rápido que el grupo de menor consumo, lo que equivale a aproximadamente 1,6 años adicionales de envejecimiento cerebral en solo ocho años. El deterioro fue particularmente evidente en menores de 60 años y en áreas como la memoria y la fluidez verbal.
Aunque las dietas altas en azúcar han sido previamente vinculadas con un peor rendimiento cognitivo, muchas personas optan por edulcorantes como el aspartamo, la sacarina, el acesulfamo de potasio o alcoholes de azúcar como el eritritol y el xilitol, que están presentes en productos etiquetados como ‘light’ o ‘sin azúcar’ y pueden afectar la función de los vasos sanguíneos cerebrales. Estos sustitutos son ampliamente utilizados en bebidas, yogures, barras proteicas y otros alimentos procesados.
A pesar de que la investigación no establece una relación causal definitiva —ya que los factores no medidos o condiciones preexistentes podrían influir en los resultados—, estos hallazgos se suman a evidencias previas que alertan sobre posibles riesgos cardiometabólicos y neurológicos asociados al consumo de edulcorantes artificiales.