Editorial

Una silla vacia que esperaba por un gran líder

Cada vez que los compañeros de Miguel Uribe en el Senado miraban su puesto vacio esperando su regreso, lo recordaban ahí, a veces sofocado defendiendo la causa, otras veces divertido, riendo, contando un chiste; pero lo ubicaban ahí en su silla, donde siempre lo van a extrañar.

Luego del atentado de que fue víctima Miguel, su grupo de colegas y amigos cubrieron su silla con la bandera de Colombia, con esto le recordaban a los violentos, a los que intentaron en ese momento acabar con sus ideas, que pese a la ausencia, Miguel Uribe estaba màs presente que nunca.

Esta madrugada de hoy 11 de agosto, la esperanza no solo de sus amigos, sino de Colombia entera, de verlo de nuevo sentado en su silla, se apagó junto a la vida de Miguel.

Miguel Uribe muriò, fue asesinado; pero antes de irse lucho como el valiente que era para regresar, lo intentó de mil maneras y no lo pudo lograr; la bala asesina en su craneo no se lo permitió, una bala que causo mucho daño en su cerebro porque llegó inyectada con veneno y con odio.

Hoy su silla permanece y seguirà vacia, una silla que se quedó esperando por un gran líder, un futuro presidente de Colombia que prometía enderezar el rumbo que un desadactado torció.

Deja un comentario