Yukpas en Bosconia siguen esperando reubicación dos años después de la tragedia
Han pasado más de dos años desde la avalancha que arrasó las viviendas de varias familias yukpas en Bosconia, Cesar, dejando además la trágica muerte de un menor. Desde entonces, esta comunidad indígena sigue esperando una solución definitiva de reubicación que les permita vivir en condiciones dignas y seguras.
Los yukpas se habían establecido desde 2008 cerca de la carretera principal del municipio, tras ser desplazados por el conflicto armado. Pero en 2022, la emergencia natural puso en evidencia la vulnerabilidad del terreno, situación que hoy, según los líderes indígenas, es resultado directo de fallas en el diseño y ejecución de la vía a cargo de la concesionaria Yuma y su contratista Ingetec.
“Esta tragedia era evitable. Hubo errores en la planificación y construcción de la obra, y ahora nuestra comunidad sufre las consecuencias”, denunció Edward Álvarez, asesor del cabildo gobernador yukpa.
En medio de este panorama, se adelanta un proceso de consulta previa con la participación de la comunidad yukpa, Yuma, Ingetec y varias entidades estatales. Uno de los principales compromisos logrados hasta el momento es la cesión de un terreno de dos hectáreas dentro de Bosconia, ofrecido por la administración del alcalde Jorge Patiño, para construir nuevas viviendas. Sin embargo, este avance requiere del respaldo de entidades del Gobierno nacional para asegurar servicios básicos y obras de infraestructura.
En la última mesa de diálogo también estuvieron presentes representantes de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y la autoridad de consulta previa, quienes escucharon las exigencias de la comunidad afectada.
Desde el liderazgo indígena insisten en la necesidad de que la empresa Yuma asuma su responsabilidad en los hechos y se involucre activamente en la búsqueda de soluciones.
“No estamos cerrados al diálogo, pero no aceptaremos que pretendan desentenderse de su responsabilidad”, sostuvo Álvarez.
Mientras las promesas siguen en el papel, las familias yukpas continúan viviendo en condiciones precarias, aferradas a la esperanza de que esta vez sí se cumpla lo prometido.