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Omar Geles, el último Juglar que sigue cantando desde la eternidad

“Cuando me pregunten por Omar, no hablaré solo de canciones… hablaré de un hombre bueno, de un corazón que sabía hacer música, pero también sabía amar sin medida”, fueron las palabras de su esposa Maren García, al recordarlo en el primer año de su inesperada muerte que duele como el primer día.

Asegura que Omar Geles logró todo con melodías sinceras, con versos tejidos desde el alma y un acordeón que hablaba con la voz del pueblo. Hoy el eco de su legado retumba más fuerte que nunca. Ya no está físicamente, pero su canto eterno sigue adornando con flores de notas esta tierra que lo vio crecer, triunfar y amar profundamente.

Aquel oscuro 21 de mayo no se borra de la mente de Maren, quien fue su esposa, compañera de vida y guardiana de su historia. Con serenidad en el rostro y una luz firme en la mirada, habla de él como quien recuerda al amor más grande y al artista más noble. Omar no fue solo su esposo, fue el gigante que marcó a toda una generación con canciones que narraban historias cotidianas con una poesía que solo los verdaderos juglares sabían cantar.

“Dios le dio la oportunidad de hacerlo todo: cantar, componer, tocar, producir… pero sobre todo, amar. Amar a su familia, a su música, a su tierra”, expresa Maren, mientras cada palabra parece llevar el peso de mil recuerdos y el calor de un amor que no se apaga con la muerte. “Él fue el último juglar, ahora es eterno y seguirá como guardián de sus notas musicales que envuelven a su familia, su locura de amor”, manifestó entre lágrimas.

Maren, junto a sus hijos, ha asumido con valentía esa tarea que el destino le encomendó: custodiar el nombre de un hombre que fue más grande de lo que él mismo creyó.

Hoy, Omar no está… pero sigue. En cada acorde de su acordeón, en cada verso que brota de las bocas vallenatas, en cada lágrima que cae mientras suena uno de sus temas. Fue, es y será, el último juglar, ese que no necesitó del tiempo para volverse eterno.

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