Ni rabia ni miedo: conciencia ciudadana en tiempos de elecciones
Colombia atraviesa otro periodo electoral en un ambiente cargado de polarización. Mientras el Gobierno moviliza ciudadanos para respaldar reformas que deben tramitarse en el congreso, la oposición se presenta como defensora de la institucionalidad, muchas veces desde extremos que alimentan el conflicto en lugar del diálogo democrático.
Los ciudadanos comunes —los que trabajan, estudian, crían hijos y pagan impuestos— quedan atrapados en una confrontación ajena, donde el miedo y la rabia se utilizan como herramientas de manipulación electoral. Estos sentimientos son poderosos para movilizar masas, pero pésimos consejeros al tomar decisiones que afectan el rumbo del país.
La democracia no se defiende con consignas incendiarias ni con discursos de confrontación, sino con información, reflexión y un voto consciente. Votar por impulso emocional perpetúa la violencia simbólica y política, convirtiendo a los ciudadanos en instrumentos de intereses partidistas en vez de actores críticos del proceso democrático.
Nuestra Constitución establece el equilibrio de poderes, la deliberación y el respeto por los derechos, sin avalar ni el autoritarismo popular ni el golpismo institucional. La verdadera defensa de la democracia no es monopolio de ningún sector: radica en la participación de ciudadanos informados, capaces de cuestionar, contrastar ideas y ejercer el voto con responsabilidad.
Más que alimentar la polarización, Colombia necesita fortalecer la conciencia cívica. El país no requiere más gritos ni más odio, sino ciudadanos comprometidos con el análisis crítico de la realidad. Participar en elecciones es un derecho, pero hacerlo con criterio y responsabilidad es un deber ineludible.
Luis Alfredo Velásquez Maestre
Abogado Especialista en Derecho Administrativo
@abogluisvelasquez