Los Caminos de la Vida’ son tallados en un palo de Guayacán
Un palo de Guayacán de aproximadamente 3 metros de altura y un metro de ancho, se ha convertido en el lienzo perfecto para tallar el rostro del cantautor y acordeonero, Omar Geles, en el marco de la celebración del 58 º Festival de la Leyenda Vallenata que este año le rinde homenaje.
En el barrio Novalito de Valledupar, es la cosa. El viejo palo que solo se mostraba entre los juegos infantiles y algunas distracciones del parque, ahora se convierte en un emblema más de la cultura vallenata. De su dura textura sale cada gesto, su mirada y el rostro que hoy es inspiración para Pedro Ortega, un destacado artista que renació de las cenizas y que hoy vuelve a ser historia en Valledupar con su arte.
Pedro, de 51 años, es un artista empírico que ha inclinado su vocación hacia las figuras religiosas, incluso fue el artífice del Jesucristo tallado en un árbol en el Parque Las Madres de esta capital. En ese momento, Ortega se encontraba sumido en las drogas, y solo repetía: ‘Me glorifico en Dios para ser grande, para dejar mi legado en la ciudad y salir de esta situación en la me ahogo, en la oscuridad donde no consigo la salvación”.
Pero el tiempo pasó y Pedro logró salir del abismo, como un ángel que tomó su mano y de nuevo lo pone ante los ojos de los vallenatos y el mundo con su talento. Esta vez, Pedro quiso rendir homenaje a uno de los más grandes del folclor vallenato, Omar Geles. Su objetivo es alimentar el folclor de esta tierra y que el lugar se convierta en una romería de fanáticos que llevan en el alma los cantos y las melodías de quien recorrió ‘Los Caminos de la Vida’ llevando música y alegría.
PRESERVAR LA CULTURA
El artista, en entrevista con Ajá y Qué Valledupar y Diario del Cesar, explicó que la obra se llama ‘Los Caminos de la Vida’, composición que ha sido un ícono en el mundo, resaltando lo grande que fue Omar Geles y la capacidad que tuvo para cruzar fronteras con su música.
“Y eso es lo que quiere, atravesar fronteras con esta obra que será otra referencia de Valledupar. Consiste en el rostro de Omar Geles en alto relieve tallado, tendrá el acordeón, una caja y la guacharaca; en la parte derecha se elaborará un pergamino con unos pentagramas de las primeras estrofas de la canción”.
Eran las 6:00 de la tarde, horario que utiliza Pedro para trabajar sacándole el cuerpo al inclemente sol que toca a diario la ciudad. Crea contra el reloj, pues ya inicia el Festival de la Leyenda Vallenata y quiere que sea un atractivo para propios y visitantes, quienes aunque no podrán verlo en un 100% terminado, el rostro será la atracción.
Ver a Pedro en excelentes condiciones físicas, a salvo de las garras de la drogadicción, es realmente gratificante y ejemplar. Su talento es su mayor arma para enfrentar las adversidades de la vida, pero el amor por Valledupar lo lleva a hacer grandes cosas con sus manos, su arte y su conocimiento.
TALENTO IMPRESIONANTE
Mientras Pedro amablemente conversaba con el equipo periodístico, se acercaban muchas personas a observar cómo le iba dando forma al rostro de Omar Geles. La dificultad de la textura de la madera lo hace más interesante y quienes lo observaban hasta aplausos le regalaron.
Los asistentes tomaban fotos, videos y murmuraban entre ellos, sobre el talento que Dios le regaló a Pedro Ortega y que él retribuye aportando belleza a la ciudad.
“Omar Geles siempre ha sido mi ídolo, ver su rostro en esta obra me emociona y enorgullece; parece mentira que no esté con nosotros, pero esta obra es un gran regalo para la familia, la fanaticada y todos los que lleguen a la capital mundial de vallenato”, expresó Alma Acurero Pérez, migrante venezolana que observaba con emoción el avance del trabajo.
DEJAR UNA HUELLA
La noche empezaba a caer y Pedro aceleraba el paso para no atrasarse. Subió a una improvisada estructura de madera que fabricó alrededor del palo de Guayacán, sin dejar de contar de qué se trataba la obra.
“Mi intención es que en Valledupar quede un recuerdo de ese homenaje que se le va a hacer a nuestro artista Omar Geles. Todo pasa, la publicidad la quitan, los afiches también y luego vendrá otros homenajes, pero esta vez la historia será otra, el Rey Vallenato quedará para siempre en la tierra vallenata con esta obra”, dijo Pedro mientras seguía tallando y definiendo los ojos y la sonrisa en la escultura.
Pero el artista no deja a un lado su esencia y la satisfacción que siente de poder elaborar la obra. “Todo el tiempo me ha fascinado la ciencia, la religión, la historia, y eso es lo que yo soy ahora, una historia, soy una religión, un testigo viviente de las cosas espirituales también; que sí se puede salir adelante para muchos jóvenes el mensaje es luchar para rescatar esa parte humana, rescatarse asimismo en esta difícil sociedad”.
Ya era de noche, y de nuevo Pedro debió paralizar el trabajo por la poca iluminación con la que contaba. Se dedicó unos minutos a mirar de lejos los detalles, visionando la obra terminada que dejará en claro que los caminos de la vida son difíciles de andar.
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