Festival 2025

Delegaciones internacionales llenan de color y alegría el Festival Vallenato

Banderas de diferentes países ondean con fuerza en la emblemática plaza Alfonso López, donde nativos, turistas y delegaciones extranjeras se funden en un solo sentimiento: el amor por el vallenato. Así se vive el 58° Festival de la Leyenda Vallenata, que oficialmente levantó el telón de sus competencias y eventos culturales, convirtiendo a Valledupar en el epicentro mundial del folclor.

Entre sombreros vueltiaos, sombrillas, colores vivos y sonrisas abiertas, los asistentes celebran la cultura vallenata en sus distintas expresiones: concursos de acordeón en todas sus categorías, canción inédita, piquería y desfiles folclóricos que reafirman la identidad de esta región. El inclemente sol no ha sido excusa; al contrario, ha sumado brillo a esta fiesta que se extiende en cada rincón de la capital del Cesar.

Una de las notas más destacadas la ponen las delegaciones internacionales, especialmente las provenientes de México y Estados Unidos, que año tras año se suman a este evento con entusiasmo y devoción.

Luis Manuel López Cabrera, representante de la delegación mexicana, recordó con orgullo que su país lleva 25 años participando activamente en el festival: “Desde el año 2000 venimos a Colombia, fuimos los primeros extranjeros que participamos. Hoy acompañamos a Óscar Fuentes, Rey Vallenato en México, y somos 120 mexicanos, todos de Monterrey. Vivimos cerca de la frontera con Estados Unidos, pero cada año elegimos mirar hacia Colombia. Aquí nos sentimos acogidos, valorados; el espíritu humanitario que se respira en esta tierra es admirable”.

Por su parte, Franco Altamar, ondeando la bandera de Estados Unidos, no ocultó su emoción: “Es una experiencia única. Esta fiesta de acordeones es lo mejor que se puede vivir, y cada vez que Dios me lo permita, regresaré”.

El ambiente que se vive en Valledupar es un reflejo del impacto internacional del vallenato, un género que trasciende fronteras y une culturas. La plaza Alfonso López se ha convertido en el corazón palpitante del festival, donde se celebra no solo la música, sino también la hermandad entre pueblos.

Con el cuarto día de competencias en marcha, la ciudad continúa rebosante de energía, mientras propios y visitantes disfrutan del legado musical de Francisco el Hombre, en una tierra que respira vallenato desde el amanecer hasta que el último acorde retumba en la noche.


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