Así fue el primer encuentro entre el compositor Nacho Urbina y Jorge Oñate
Preñado de nostalgia como todos sus colegas, a los que el cantante Jorge Oñate tuvo la gentileza de grabarle una canción, el médico y compositor Hernan Urbina Joiro, recuerda esa primera vez que se el Jilguero le grabó esa linda canción, que se convirtió en éxito inmediato. Esa ‘última Palabra’ consolidó una bella amistad entre los dos y muchos encuentros tanto en Bogotá como en el Valle, para cantar al son de una guitarra, esa bella tonada que hoy el poeta nos muestras de su manera original.
Asi fue
La primera palabra entre los dos fue como una de esas buenas imágenes de la poesía, una manifestación simultánea y poderosa de lo alegre, de admiración, de enormes ilusiones por el tema que había escogido para grabar sin haberme conocido antes.
La última palabra que nos dijimos por teléfono, hace ya varios años, también fue una sola manifestación mutua e indeclinable de inmenso cariño.
Hoy hay que decir una definitiva, adiós, pero también deseo regalarle, Jorge, a los millones de seres humanos adoloridos por tu partida, algunos versos de ánimo, unos de esos que no se grabaron del poema original:
Fue así,
acabaron los minutos.
Hay que inventar otros y seguir.
La última Palabra
Nada puede retornar la dicha, otra vez,
que tiraste al despedirte,
por dentro me destruyes tanto, mujer,
que callarlo es imposible,
yo soy quien cuando hablan de amores
baja la cabeza triste,
aquel que en la sonrisa esconde
tristezas cuando alguien lo mire.
La historia repite de nuevo,
así, con un beso,
al irte me entregas,
sabiendo que por un capricho
dejas a quien te hizo
tirar tus cadenas.
Me vas a perdonar,
pero qué tonto es matar
así, con un puñal, el alma,
te alejas sin piedad,
pretendiéndome borrar,
teniendo la última palabra.
Hay besos que no se olvidan
jamás porque serán eternos,
ya sé que mi verso en la vida
por siempre será lastimero.
Ojalá no te arrepientas
porque aunque me duela
romperé tu cita,
más bien por ti voy a brindar,
¡Salud su majestad,
que usted la necesita!
No puede ser más cierto,
nadie podrá decir cuánto amamos,
eso lo dirá el silencio.
Por más que intentes de nuevo,
esa daga que arrojas
no alcanzará tu lucero.
Fue así,
acabaron los minutos.
Hay que inventar otros y seguir.
Hernán Urbina Joiro: Canciones para el camino