Victoria pírrica y sentencia de muerte
Por: Luís Orozco Córdoba
Se dice que la victoria obtenida por el griego Pirro, rey de Epiro, frente a los romanos en 279 a.n.e. le fue de tan alto costo que le hizo exclamar: «Otra victoria como ésta y estamos perdidos», desde entonces se califican de victorias pírricas los triunfos que por sus resultados desastrosos se asemejan más a una derrota.
La sentencia del alto tribunal de lo contencioso que ordenó la restitución al patrimonio municipal del Parque de la Leyenda Vallenata parece haber sido eso, una victoria pírrica con la cual los vallenatos hemos sufrido una pérdida de tal consideración que a algunos nos hace pensar que hubiese sido preferible la derrota.
Un bien clasificado por la ley como de uso público permanece hoy totalmente cerrado por tapias, rejas, aldabas y candados, inaccesible al ciudadano común, a los habitantes del territorio como reza la definición legal que los consagra, conservando así la ilegal fisonomía de un inmueble de propiedad privada a la cual puso fin la sentencia aludida.
A dos años largo de haber sido entregado al Municipio de Valledupar por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en cumplimiento de la decisión judicial que ordenó su restitución, el Parque se deteriora, la incuria oficial lo expone a ocupaciones ilegales, a los vallenatos se les niega la posibilidad de disfrutarlo, se desconocen planes gubernamentales sobre su destino y sobre la forma de administrarlo. Una victoria demagógica cuyo gran logro fue sentenciar a muerte al propio Parque.
Por su ubicación, por su extensión y por su trascendencia en el alma de los vallenatos el Parque está llamado a ser el gran escenario no solo de la música sino de la total cultura vallenata. Allí caben todos los proyectos culturales de una gran ciudad y de una gran cultura: museos, bibliotecas, centro de convenciones, salas y tiendas musicales y de artesanías, restaurantes y cafeterías, escuelas de música, etc.
Convertirlo en un gran parque temático, como el Del Café, por ejemplo, debe ser el gran reto. Esto obliga, necesariamente, a cesar en proyectos de sedes culturales que como la Casa en el Aire se asemejan más a la fuente de Narciso que a monumentos honoríficos. Si Valledupar y el Cesar se merecen una obra faraónica, allí debe ser. Esta opción se opone a la de mantener el Parque cerrado durante 362 días al año. Crimen de lesa vallenatía.
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