Turquía disuelve el asedio migratorio en la frontera griega

Turquía ha disuelto hoy el asedio de migrantes a la frontera griega de la Unión Europea, bajo la sombra del coronavirus. Hace cuatro semanas, Recep Tayyip Erdogan dio a entender que las puertas de salida de Turquía estaban abiertas, provocando una carrera de inmigrantes y refugiados hacia Grecia, como no se veía desde hacía cinco años. Esta mañana, los campamentos improvisados ardían y, con ellos, se esfumaban las esperanzas de miles de afganos, pakistaníes, sirios, iraquíes o incluso marroquíes de cruzar ilegalmente a la UE.
Poco después de medianoche, la policía y el ejército griego, daban cuenta del incendio de barracas en las zonas boscosas al otro lado del río Evros o de la verja de Kastanies. De madrugada, varios autobuses abandonaban las proximidades de Edirne, rumbo a Estambul, cargados con cientos de extranjeros. Algunos con gusto y otros menos, dejaban atrás el asentamiento improvisado de Pazarkule, frente al puesto fronterizo griego, que en pocas horas pasaba a ser un campamento fantasma, desmantelado y desinfectado.
El desánimo empezó a cundir entre los emigrantes hace más de dos semanas, por la dureza de las fuerzas de seguridad griegas
En realidad, el desánimo empezó a cundir entre los emigrantes hace más de dos semanas, por la dureza de las fuerzas de seguridad griegas, asistidas por el dispositivo europeo Frontex. Erdogan llegó a llamar nazis a los griegos por su mano dura y su empleo de gases lacrimógenos.
Así que esta semana, quedaban ya menos de dos mil acampados, cuando llegó a haber más de diez mil en algún momento. Muchos menos, en cualquier caso, de los cien mil y pico que según Ankara estaban perforando la fortaleza Europa. A pesar de repetidas batallas campales –asistidas por la policía turca- los inmigrantes –salvo raras excepciones- no lograron su objetivo o fueron devueltos.
Pero la Unión Europea tuvo que volver a negociar con Erdogan, escaldado por su soledad en la guerra de Siria frente al régimen de Bashar al Asad asistido por Rusia, así como por el retraso de miles de millones de euros prometidos por Bruselas. En pago, cabe recordar, por los más de tres millones y medio de refugiados sirios a los que Turquía acoge en su territorio.
Pese al alivio momentáneo, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis ha declarado que “esta batalla continúa” y que no se debe bajar la guardia, “para que nadie pueda chantajear a Europa y Grecia de nuevo”. Con el buen tiempo, las islas del Egeo vivirán previsiblemente un aumento de desembarcos ilegales.
La Vanguardia

