Vuelve a lo básico en este diciembre
Por: Cristian Torres
@Cristianctorres
#crecimientointegralct
Resulta contrario pero representa la realidad, bien decían nuestros viejos que los tiempos de antes eran mejores, y al parecer tenían razón; eso de que Valledupar Avanza, esta como medio enredado, en la capital de los vallenatos ronda la intranquilidad y la preocupación de ver como se aproximan las fiestas de fin de año, y con ellas una serie de obligaciones, responsabilidades y tradiciones, que como quieran verlas se traducen en gasto de dinero; el comercio se abstiene de grandes inversiones, porque predicen los expertos que no será un fin de año de buenas ventas. Por otro lado, ni que decir de los padres de familia que seguramente no se encuentran pensando en la Navidad, sino más bien, en el año nuevo, el cual ya trae consigo unas acreencias establecidas e irrefutables (educación escolar, impuestos, etc).
Para empezar, nuestra idiosincrasia es básica, crecimos valorando tradiciones no tan comerciales; lo usual y común las reuniones en familia, en la casa con el patio más grande o donde el tío patriarca; en cuanto a la gastronomía, un buen sancocho bailable con el bafle a todo timbal; lo anterior, representaban costumbres que acercaban –unían- las familias, se pasaba la comida entre vecinos y, de existir una rencilla era el momento de limar las asperezas, en fin, por donde se mire era mágico el olor –vivir- de Diciembre, el volver a encontrarse con amistades que por circunstancias distintas durante el año no veían, fantástico, se percibía un ambiente de como si el tiempo jamás hubiera pasado, todo era perfecto.
Con el tiempo, las nuevas formas de educación –crianza-, la tecnología, casi que sin darnos cuenta, todo lo anterior sencillamente desapareció, es muy normal que para la época decembrina, los hijos organizan su paseo con amigos a una playa o casa campo, los padres van alguna fiesta social con otros padres igualmente abandonados, en fin, ni siquiera nos notificaron en qué momento y cuándo todo eso que amábamos y que añorábamos, poco a poco ha ido desapareciendo; la conminación, es que si en tu hogar –familia- aún subsisten tradiciones, protégelas, cuídalas y este año en particular haz todo lo posible por preservarlas, abandera una posición radical de ser necesaria en tu familia, grupos de amigos, vecinos, de vivir una festividades de fin de año, como deber ser, que vuelvan las velitas, las oraciones, los llantos, el pase de una casa para la otra, la emisora al unísono; invéntatela, pero por nada, absolutamente por nada, permitas que las circunstancias adversas, laborales, sociales o financieras, se sobrepongan a la felicidad de ser, hacer feliz y departir con los nuestros.
Nuestra sociedad afronta la entrada en vigencia de comportamientos y usos de costumbres que en países desarrollados ya casi que fueron revertidas precisamente por el daño que ocasionan directamente en el crecimiento familiar, estudios recientes reflejan que las personas en Estados Unidos, cada día se sientan más felices cuando realizan actividades básicas, apartados de la contaminación comercial de las grandes ciudades, para este fin de año, propende por volver el asado en casa, que los provincianos vuelvan a su pueblo, que el sancocho sea el plato principal, pero sobre todo en lo posible ama, disfruta de tu familia, amigos, paisanos, muy seguramente hasta el bolsillo se complacerá de retomar estas hermosas costumbres que nunca por ninguna circunstancias debieran desaparecer y que no nos cuestan tanto, pero sobre todo, ten presente que lo importante de cada año que pasa y otro que viene, es darle gracias a Dios primeramente por tenernos respirando, y por otro lado, el momento de poder autoevaluar las metas propuestas, redireccionar faltas y/o fallas, y tener presente, que sea cual sea el resultado del año que pasa, el que viene es la oportunidad de cumplir con cada uno de los propósitos predispuestos.