viernes, abril 19, 2024
Historias

Se fue Sorayita, la musa de Emilianito Zuleta

Ella era una de esas musas eternas de los cantos vallenatos, urumitera como Silvestre Dangond.  Bonita natural, como eran antes las mujeres de  provincia; sin cirugías, sin artificios. Así la conoció Emilianito Zuleta y se enamoró. Ella tampoco  se quedó atrás y se enloqueció de amor por él.

Corrían los años 80 cuando Emiliano Zuleta en su trasegar diario por Urumita, un paso obligado para llegar a su finca, se echaba la rodadita por donde su compadre Hernando Marín, quien en ese tiempo vivía con su esposa Mina frente a la plaza del pueblo. Allí conoció a Soraya María López, prima de Mina. Al comienzo llegaba miraba y  no decía nada, luego sus visitas a la casa de los Marín no eran solo de mañanita;  también lo hacía antes de marcharse; ya casi anocheciendo, igualmente pasaba a mirar a  la joven que lo tenía flechado.

Así nació el romance, que  disgustó mucho  a los padres de la joven por la condición de Zuleta de hombre comprometido. Sin embargo  a la chica de casi vente años, eso no le importaba, estaba enamorada y se enfrentó al mundo por él. De ahí vinieron las parrandas con Hernando Marín y su guitarra bendita, junto a ‘Beto’ Muegues primo de Emiliano;  de ahí pasaron a las serenatas, y de ahí a ‘Sorayita’;   esa linda canción que hoy es considerada un clásico del vallenato, que pegó desde el primer momento en que sonó y  aún se escucha, y nunca dejará de gustar a los amantes de esta bella música. Tal vez  por su ternura, por su prosa, por su música,  por esa forma tan delicada como Emiliano teje la historia de ese romance hasta mudar su alma y la forma en que enaltece a la mujer.

El romance transcurría y de su mano las promesas de vivir  juntos por siempre, promesas de casa, del lote que le regaló y despuès, el adiós que tarde o temprano tenía que llegar como se lo pronosticaron  sus padres a Sorayita, y hasta el mismo Beto Muegues quien siempre le advirtió, que “No todo lo que brilla es oro”. Ese alejamiento de Emiliano marcó para siempre la vida de Soraya, y su felicidad se convirtió en un mar de llanto. El mismo pesar dio origen a  otra canción que le hizo Hernando Marín a la joven, titulada, ‘Olvida esa pena’ grabada por Beto Zabaleta.

Con tremendo dolor, Sorayita se vio obligada  a marcharse muy lejos de su terruño y fue a parar a Acacias- Meta, buscando tal vez, ese nuevo amanecer que le pintó Marín en su canción. Allí conoció a Wilson, un hombre que le curó su corazón herido y le regaló tres hijos, una niña y dos varones. Esos hijos le devolvieron la alegría a sus días. Hace como cinco años Soraya empezó con quebrantos de salud, hasta que el pasado 21 de mayo el corazón le jugó una mala pasada y acabó con su vida después del tercer paro respiratorio. Emiliano jamás dejó de preguntar por ella y de interesarse por su salud; durante su enfermedad siempre estuvo para ella. Eso le sirvió a Sorayita al final de sus días para confirmar que Emiliano jamás mintió cuando en su cantó  le brindó nobleza, y además con el tiempo, cuando llegó el olvido, entendió que nadie es dueño de su destino y comprendió la frase más linda del canto que  Marín hizo para ella, el día en que su mundo se volvió llanto: “No llores que tú no has perdido nada, no hay un ayer sin mañana, ni un mañana sin ayer”.

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@Tarynescalona

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